Forestación + ganadería, mirada académica

¿Es conveniente que la forestación y la ganadería convivan en un predio? Este planteo, que por la tradición del Uruguay como país rural parecería algo sencillo de responder, es más complejo de lo que parece. Esto es en parte porque, si bien había estudios referentes a las forestaciones, había pocos estudios científicos que abordaran esta situación desde el punto de vista del animal y su bienestar en las condiciones que existen en nuestro país. Sin embargo, un grupo interdisciplinario se dedicó a investigarlo desde cada arista y las conclusiones que alcanzaron traen noticias positivas para ambos rubros.
La crianza de ganado para carne se desarrolla prácticamente en todo el territorio nacional, desde hace muchísimos años, con distintas modalidades. Desde la entrada en vigencia de la Ley Forestal hace más de 30 años, la producción forestal ha ganado su lugar dentro del terreno uruguayo. Sin embargo, ambas actividades no han conseguido una integración profunda, a pesar de que representan a dos de las grandes fuerzas de la producción del país. Uno de los motivos para ello es la escasa información disponible para los productores.
Un grupo multidisciplinario de investigadores decidió abordar la temática de los sistemas silvopastoriles, es decir, aquellos “donde se incorporan plantaciones de árboles y/o arbustos con animales de producción”, según se explica en el estudio que publicaron, titulado Evaluación de la sustentabilidad de los sistemas productivos silvopastoriles y sistemas forestales existentes en el país y su relación con la producción de bovinos de carne. Uno de los grandes focos del trabajo está puesto en el bienestar animal, concepto que la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) define como “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”. Los científicos estudiaron cómo afectaba a ese factor la convivencia de los animales criados para carne en los sitios donde existen plantaciones de eucaliptos, realizando mediciones y utilizando indicadores científicos en los predios de los productores.
La responsable del proyecto fue Stella Maris Huertas, doctora en Medicina Veterinaria (DMV), magíster en Salud Animal (MSA), docente de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de la República y coordinadora por Uruguay del Centro Colaborador del Bienestar Animal de la OIE. El equipo de trabajo estuvo integrado por el Lic. MSA Pablo Bobadilla, la DMV Déborah César, el DMV Fernando Vila, el DMV José Piaggio, el DMV MSc PhD Andrés Gil, el DMV José Luis Callero, la Lic. Emilie Akkermans y el Ing. Agr. Hernán Bueno. Con este último y con Huertas conversó Forestal para saber cómo se desarrolló el estudio y qué conclusiones alcanzaron.
QUITAR EL VELO EN UN TEMA CRUCIAL
Huertas contó que hace ya un tiempo detectaron que había un vacío de conocimientos en relación al bienestar de los animales en los montes de eucaliptos de Uruguay. La bibliografía existente versaba sobre la situación en países tropicales, pero allí se crían razas diferentes a las de aquí, que son de origen europeo, y las especies vegetales también varían. De todas formas, esos textos sirvieron como guía, ya que mostraban que los árboles beneficiaban al ganado, mitigando el calor que sentían y ayudando a que pastaran más y, por ende, ganaran más kilos.
“La mayoría de los productores forestales uruguayos que antes eran ganaderos fueron dejando sus animales en los montes en la medida que se podía, pero de forma totalmente intuitiva. Suponíamos que mal no les hacía, pero necesitábamos tener una base científica que pudiera asegurar determinadas afirmaciones que muchas veces los productores hacían”, explicó Huertas. Este fue el puntapié inicial del estudio.
El equipo multidisciplinario que realizó la investigación está formado por veterinarios, ingenieros agrónomos y licenciados en biología para un enfoque holístico al tema
Presentaron la idea del proyecto en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) para poder aplicar a un Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA), en el que el INIA plantea líneas de investigación que interesen al país y los científicos proponen trabajos. Para ello, ensamblaron este equipo formado por ingenieros agrónomos, licenciados en biología y veterinarios, para poder estudiar el comportamiento animal, las pasturas, los árboles y el medioambiente. Huertas destacó una característica del proyecto, que es que las mediciones no se realizaron en unidades experimentales, sino en campos de productores de Durazno (Forestal Caja Bancaria), Florida y Lavalleja (Foresur GIE) “que ofrecieron sus predios y sus animales para que pasaran por una serie de manejos que no todo el mundo está dispuesto a que alguien de afuera llegue y haga, y sin quienes el estudio no se podría haber hecho”.
Hernán Bueno, ingeniero agrónomo y técnico en el departamento de Canelones para el Plan Agropecuario, dijo que el equipo de investigación percibió que los productores ganaderos tenían “cierta falta de información general acerca de estos sistemas”, y que expresaron su interés por la investigación, especialmente desde un punto de vista de aumentar sus ingresos económicos al añadir plantaciones de eucaliptos. “Al productor le impacta en la medida que pueda diversificar sus ingresos, permitiendo mayor estabilidad en el tiempo ya que, de alguna forma, aquellos que eran solo ganaderos pasan a tener el ingreso del producto maderable, o aquellos que tenían la forestación pasan a tener el ingreso cárnico. Les da estabilidad en el tiempo y perspectivas a futuro”, explicó Bueno.

LOS FRUTOS DE LA INVESTIGACIÓN
Los investigadores analizaron el Bienestar Animal de bovinos a través de indicadores como condición corporal, suciedad, cojeras, lesiones, presencia de tos, secreciones, respiración dificultosa, diarrea, rumen hinchado y evolución del peso. Estos animales fueron asignados de forma aleatoria a Sistemas Silvopastoriles (SSP) o a Sistemas de Pastura Abierta, se los estudió cada 45 días durante tres años (entre agosto de 2014 y octubre de 2017) y en ningún caso se encontraron ejemplares cuyos indicadores de Bienestar Animal resultaran negativos.
Otros estudios denotan el efecto nocivo del exceso de calor en el ganado criado para carne, el estrés que les produce y cómo provoca que dejen de comer o moverse; dato que se hace más relevante en el verano, naturalmente. Sin embargo, los estudios de comportamiento realizados para este proyecto mostraron que en sistemas silvopastoriles, aún en esa época del año, la posibilidad de seguir pastando incluso a horas del mediodía al resguardo de la sombra de los árboles provoca que predomine en los bovinos la conducta de buscar alimento a lo largo del día. Además, en los SSPse producen lotes con peso más homogéneo, y “en muchos casos, los animales bajo el monte terminan hasta con más peso que los animales en el campo natural”, a pesar de contar con menor superficie de pastoreo efectiva por la presencia de los árboles, señaló Huertas.
“Los SSP en Uruguay han mostrado ser una alternativa viable para el ganadero tradicional que desee mantener el rubro de su predio, pero a su vez diversificar su producción”, dice el estudio.
En las conclusiones del estudio, los autores indican que “los SSP en Uruguay han mostrado ser una alternativa viable para el ganadero tradicional que desee mantener el rubro de su predio, pero a su vez quiera diversificar su producción”. Los autores explicaron que conviene que, si se van a colocar animales en predios con montes plantados, desde el comienzo se empleen diseños de plantación acordes para permitir mayor espacio entre los árboles. “La planificación en la integración entre los componentes ganadero y forestal llevará a obtener eficiencia en los procesos de producción para producir el kilo de carne y la madera. Todo va asociado a los suelos y al drenaje que tengo en los mismos desde el punto de vista forestal, y pensando en qué potencial de carga animal tengo para incorporar a estos sistemas”, comentó Bueno.
A su vez, destacó que es importante contar con un equipo multidisciplinario (veterinario, agrónomo, licenciado en biología) al hacer la planificación, para que avalen el diseño y llegue a ser exitoso.
La mayor separación de los árboles en el diseño de la plantación permite un incremento en la entrada de luz, y ello impacta en el aspecto nutricional de las pasturas. “Una pastura que está con radiación continua todo el tiempo, como en los modelos a cielo abierto, en algún momento del día se estresa, lo que hace que baje su producción. Tener árboles genera un microclima porque hay periodos del día que tiene sombra y otros con luz, y a su vez corta los vientos, o sea que se genera un microclima y una protección en las pasturas que hace que la producción en calidad sea mayor”, explicó Bueno. Los científicos notaron diferencias de hasta 5% y 8% de proteína bruta a favor de los pastos ubicados debajo de los árboles, debido al microclima ambiental que se genera en montes con árboles ubicados en entrefilas más anchas, añadió el ingeniero agrónomo.
Otro aspecto a destacar de la convivencia de los animales con las plantaciones es que los árboles ayudan a mitigar los efectos del cambio climático. Es sabido que el ganado en todo el mundo es responsable de altos porcentajes de las emisiones de gases que estimulan el efecto invernadero, y los árboles colaboran con la captación de anhídrido carbónico que producen los animales.
“Tener árboles genera un microclima y una protección en las pasturas que hace que la producción en calidad sea mayor”. Hernán Bueno, integrante del equipo
Huertas y Bueno coincidieron en que entre los productores hubo interés en saber más sobre los sistemas silvopastoriles, pero que también existían dudas sobre el efecto de la forestación en sus suelos o en el agua de sus establecimientos. Huertas señaló que entiende que “todavía hace falta hacer más difusión, tener más llegada a los productores”. En la investigación, contó, realizaron un estudio de suelos donde no encontraron diferencias entre los plantados con eucaliptos y los de los campos contiguos. Bueno indicó que uno de los objetivos del trabajo fue “generar información para seguir complementando los resultados nacionales donde el silvopastoreo se muestra como opción productiva”.
Las conclusiones del estudio cierran con la idea de que “los SSP representan una alternativa interesante a la producción ganadera tradicional”, y que “si se combina la implementación de estos sistemas con la generación de información científica de calidad, podremos realizar los ajustes necesarios a las condiciones locales que redunden en beneficio del sistema pecuario”.
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