• Miércoles 14 de mayo de 2025

Una reforma agraria que se hizo realidad

Es viernes. Son las ocho. El mate echa humo. Está alegre. Fue a visitar a su hermano porque trabaja «seis y tres» (régimen que implica trabajar seis días y descansar tres) y le toca descanso. «Para mejor, está espectacular el día», dice Pablo. Este joven que hace 34 años nació en Orgoroso (Paysandú) está «contento como perro con dos colas». Afirma que su pueblo natal, ubicado sobre la cuchilla del Rabón, es una postal del efecto que la forestación generó. De las chacras con animales pastando poco queda. Hoy los montes dominan el paisaje.

Pablo trabajó siempre en la forestación, aunque reconoce que tuvo suerte. «Soy alto y grande», y como «antes uno levantaba lo que podía me dieron trabajo», asegura. Actualmente Pablo vive en el kilómetro 44 de la Ruta 90. Cerca de aquella estación de ferrocarril de Piedras Coloradas (Paysandú), la que supo abastecer de agua a las antiguas locomotoras a vapor. Desde su flamante vivienda de Mevir, sale todos los días a cumplir su tarea de «cargador».

En suma, no integra el 5% de la gente que vive en el campo. Para el censo es considerado un poblador urbano, aunque, como muchos, su vida está estrechamente vinculada a la actividad agropecuaria. Pero es uno en más de veinte mil.

Y es que a finales de 2010 la forestación generaba más de 19.000 puestos de trabajo permanentes. Al agregarse los indirectos, la cifra trepa a 21.400. Quiere decir que el número de empleos fijos duplicó el registrado cinco años antes, siendo la forestación el sector más dinámico de los últimos tiempos.

No en balde, por su cantidad y crecimiento se destacan los departamentos de Paysandú, Montevideo, Rivera, Tacuarembó y Río Negro, aunque en el caso de la capital del país, debe aclararse que se trata de personal inscripto por empresas contratistas.

Con sus 20 años de trabajo, Pablo coincide con un informe de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA) que indica que la producción forestal «tiene un impacto positivo y relevante sobre las condiciones sociales de las zonas en las cuales se desarrolla, generando oportunidades laborales, en particular en zonas rurales y semirrurales».

Al comparar indicadores de los pueblos de Piedras Coloradas (forestación tradicional) y las rionegrenses localidades de Paso de la Cruz (forestación para celulosa) y Sarandí de Navarro (ganadería tradicional), los investigadores Diego Piñeiro y Matías Carámbula arribaron a esa conclusión.

A finales de 2010 la forestación generaba más de 19.000 puestos de trabajo permanentes. Al agregarse los indirectos, la cifra trepa a 21.400. Quiere decir que el número de empleos fijos duplicó el registrado cinco años antes, siendo la forestación el sector más dinámico de los últimos tiempos.

Mirando el árbol, en el aspecto demográfico, entre 2000 y 2009 las dos localidades vinculadas al sector forestal registraron un crecimiento de la población, en contraposición con el pueblo ganadero.

Mirando el bosque se observa que la demanda por mano de obra calificada va en aumento. Y es lógico, en la medida que el sector se expande.

MEDIO LLENO O MEDIO VACÍO

En el año 2000, el 24% de la mano de obra vinculada a todo el sector agropecuario era calificada: 10% en lechería; 17% en granja; 28% en agricultura y ganadería y 36% en forestación. Nueve años más tarde la situación cambió para bien y a nivel general la demanda aumentó dos puntos porcentuales. El incremento más significativo lo registró la forestación: pasó de 36 a 45%.

Ahora, ¿cómo se relacionan hoy los centros educativos con la demanda laboral de las empresas forestales? El presidente de la Sociedad de Productores Forestales, Diego Mora, admitió que en los últimos años algunos centros de formación han incorporado nuevos cursos, aunque es claro que no son suficientes. Agregó que es el propio empresario el que genera sus instancias de capacitación, «estimulando condiciones de trabajo adecuadas y seguras».

En el año 2000, el 24% de la mano de obra vinculada a todo el sector agropecuario era calificada: 10% en lechería; 17% en granja; 28% en agricultura y ganadería y 36% en forestación. Nueve años más tarde la situación cambió para bien. A nivel general la demanda aumentó dos puntos porcentuales. Sin embargo, el incremento más significativo lo registró la forestación. Pasó de 36 a 45%.

Sin ir más lejos, Pablo hizo cursos de «herramientas manuales», «motosierra» y «primeros auxilios», entre otros. Todos impartidos por empresas forestales.

PENSAR A FUTURO

Desde 2010 en Uruguay funciona el Consejo Sectorial Forestal-Madera, integrado por empresarios (Asociación de Industriales de la Madera y Afines, ADIMAU, Cámara de Industrias Procesadoras de la Madera, CIPROMA y SPF), trabajadores (Sindicato Obrero de la Industria de la Madera y Anexos, SOIMA, y el Instituto Cuesta Duarte), y técnicos del sector público y privado. Este ámbito surgió como herramienta de articulación y de generación de insumos para la política sectorial. El objetivo es priorizar y ejecutar las medidas identificadas por el Gabinete Productivo en 2009.

En contexto 3_cuadro 1

Justamente, en ese marco, las partes concluyeron que «los recursos humanos calificados son escasos en todas las fases de la cadena forestal». Es por ello que, con el propósito de incrementar personal estimulando la calidad del empleo, se definieron cuatro líneas de acción:

– Plan de capacitación en mandos medios

– Programa de capacitación en administración y negocios del sector

– Cursos técnicos propuestos por CIPROMA y Sindicatos de Trabajadores

– Capacitación foguistas y en cogeneración

En este plano, al Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP) se le asignó un rol protagónico, según el Plan Estratégico 2011-2020 acordado entre las partes y aprobado por el Gabinete Productivo.

El buen relacionamiento entre las partes es «lo que nos permite contribuir a favorecer el trabajo forestal», señala Hugo de los Santos, dirigente del SOIMA.

También advierte que la ejecución de los planes de capacitación viene demorada, pero destaca que hoy por hoy «se podría decir» que el clima entre empresas y trabajadores «es positivo».

ESCASEA MANO DE OBRA

En lo que se refiere al diálogo entre trabajadores y empresarios del sector, se cerraron las negociaciones por la quinta ronda de los Consejos de Salarios. La idea de los involucrados fue seguir avanzando en pos de un mejor relacionamiento que redunde en progreso para todos.

En este contexto, el presidente de la SPF anunció que la gremial empresarial impulsó la incorporación del concepto de pago por productividad. Aunque reconoció que por la naturaleza del empleo no es fácil «medir los resultados de un trabajador», Mora enfatizó que para el sector «es un tema central».

Pero en el SOIMA la visión es diferente. De los Santos comentó: «el único problema que veo» es que «los salarios son insuficientes». Señaló además que si bien el valor de los jornales ha aumentado, muchas veces el tiempo juega una mala pasada y los ingresos a fin de mes terminan siendo bajos.

Por su parte, Mora subrayó que los salarios «se han incrementado sensiblemente» pese a que la crisis internacional, un menor compromiso de los trabajadores y una alta rotación del personal afectan la ecuación de las empresas.

Sobre los dos últimos aspectos, el presidente de la SPF subrayó que lo más difícil es conseguir «gente con ganas» de trabajar. El empresario advirtió que el nivel de compromiso de los trabajadores ha mermado y que las fluctuaciones de personal son cada vez más frecuentes.

Por otro lado, Mora comentó que la mano de obra femenina es cada vez más buscada. A su juicio, esto responde a un compromiso mayor frente a las responsabilidades laborales.

NO EN TODOS LADOS SE CUECEN HABAS

En contexto 3_cuadro 2

Pablo vive en Piedras Coloradas y se desplaza en el vehículo de la empresa varios kilómetros para trabajar. Contratado por una empresa que provee servicios forestales, hoy le toca «laburar en la zona de Tres Bocas de Cerro Chato».

Según el Banco de Previsión Social (BPS), la cantidad de empresas contratistas registradas pasó de 1.100 en 2000 a 2.944 en 2009. O sea, el número aumentó un 167% en nueve años.

La empresa para la que trabaja es una en alrededor de tres mil. Según el Banco de Previsión Social (BPS), la cantidad de empresas contratistas registradas pasó de 1.100 en 2000 a 2.944 en 2009. O sea, el número aumentó un 167% en nueve años.

Los investigadores Alberto Riella y Jessica Ramírez definen al contratista como «el nuevo intermediario laboral» que vive en la ciudad y tiene experiencia industrial y en la prestación de servicios. Además, cuenta con «formación en gestión, mecánica, logística», y forma su clientela en base a «relaciones de confianza con los cargos gerenciales y de supervisión de las empresas forestales».

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Para muchos, este fenómeno está asociado fundamentalmente a la tercerización, lo que deriva en un empeoramiento de las condiciones laborales del trabajador. Para otros, el fenómeno tiene que ver con especialización productiva, particularmente en la forestación y la agricultura.

Corriendo en paralelo a esta discusión, Pablo, joven hincha de Peñarol, está contento con su joystick, aunque no juega con él. Cuenta que todas las tardes escucha a Petinatti «porque te deja pum para arriba», aunque admite que «se pone bajito porque tenemos que escuchar el motor» de la máquina amarilla y gris en la que trabaja.

La realidad de Pablo no es generalizable. Claro, aunque pocos dudan de que por distintas razones las condiciones laborales han mejorado sensiblemente en los últimos años. Sin embargo, desde el Ministerio de Trabajo se afirma que todavía quedan cosas para mejorar.

En una nota publicada en junio en el suplemento Qué Pasa de El País, el inspector general de Trabajo, Juan Andrés Roballo, señaló que en 2011 se encontraron «demasiados casos» de campamentos precarios vinculados a la pequeña forestación.

Por otro lado, el dirigente sindical Hugo de los Santos sostuvo que las inspecciones están fallando y que muchos operativos realizados el año pasado no terminaron en sanciones a los pequeños productores infractores.

Sobre estos aspectos, el presidente de la SPF aseveró que «el mito parece difícil de derribar», pese a que «las condiciones laborales han mejorado sensiblemente». Mora agregó que el sector «ha hecho punta, liderando un proceso de mejora» de las condiciones laborales que se verifica con el decreto 372/99, con un código de buenas prácticas y con procesos de certificación internacional que las empresas están desarrollando a gran ritmo.

Mora, dijo que un porcentaje alto de las plantaciones ya están certificadas (FSC, ISO, PEFC), lo que va de la mano del cumplimiento de normas que protegen a los trabajadores y al medio ambiente. Agregó que muchas forestales ya aplican pautas más estrictas que las fijadas por el decreto vigente.

Lo cierto es que en veinte años el Uruguay productivo y agropecuario pegó un giro de 180 grados. Adoptó tecnología, mejoró el manejo de los recursos naturales e incorporó a la forestación como sustento.

La vida de Pablo es la muestra viva de que la reforma agraria llegó para quedarse.

MUJERES CON PESO. Más estrechamente vinculadas a la producción en los viveros, la plantación, la fertilización y otras actividades silvícolas, las mujeres representan aproximadamente un 8% de la mano de obra general. Esto implica un porcentaje bajo, aunque superior al de otros rubros.

REGULACIÓN DE LAS EMPRESAS. Desde el 26 de noviembre de 1999 rige el decreto 372/ 99 que reglamenta las condiciones de trabajo en materia de seguridad, higiene y salud ocupacional en el sector forestal.
• Se aplica a todas las operaciones relativas a la producción de plantas, manejo y cosecha de bosques.
• Comprende a empresas titulares de las explotaciones, contratistas, subcontratistas, operarios y trabajadores por cuenta propia.
• Define responsabilidades de los involucrados.
• Refiere a condiciones generales de las instalaciones fijas y de campamentos móviles, planes de capacitación, sistemas de comunicación y rescate, provisión de agua, transporte de personal, seguridad de máquinas, herramientas, sustancias y utensilios, entre otros.
• Establece condiciones mínimas de equipo de protección personal, herramientas de mano, máquinas portátiles, maquinaria autopropulsada, entre otros.
• Señala pautas de manejo obligatorio para productos químicos.
Fija condiciones para operaciones de tala y motosierra, desramado a mano y mecánico manual, extracción de los troncos y carga.

CONSEJOS DE SALARIOS. La negociación tripartita del sector se desarrolla en el Consejo de Salarios Grupo 24 «Forestación (incluido Bosques, Montes y Turberas)». Los trabajadores están representados por el SOIMA y las empresas por la SPF. El acuerdo vigente rige desde el 1 de julio de 2010 y se extinguirá el 31 de diciembre de 2012. El mismo documento establece que a partir de setiembre de este año, las partes iniciarán negociaciones con el objetivo de suscribir un nuevo acuerdo. Los salarios mínimos nominales por categoría para los trabajadores comprendidos en el sector que reciben alimentación y vivienda, según el convenio vigente, pueden observarse en la tabla «Salarios mínimos nominales por categoría – Consejo de Salarios Grupo 24» en esta misma página.

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miércoles 01 de agosto de 2012