Una apuesta segura
Por Ignacio Pintos
Hace 15 años el ingreso del personal a los bosques con casco, chaleco reflector, pantalón anticortes, polainas y botas con puntera representaba un desafío importante para el sector forestal. Hoy la incorporación de esta indumentaria durante el trabajo en el monte se constata en la mayoría de las empresas del rubro. El positivo cambio cultural en toda la cadena forestal es un logro conjunto de las empresas, los trabajadores, la Dirección General Forestal, el Ministerio de Trabajo y la Sociedad de Productores Forestales.
En la actualidad, el abordaje de las políticas y los elementos de prevención de accidentes laborales en el sector forestal es sistemático y antepone a la persona como individuo responsable de su salud. «Hoy el objetivo es la autoprotección», indicó a Forestal el asesor externo en seguridad de la empresa Forestal Atlántico Sur (FAS), Flavio Fernández. Eso implica que cada trabajador debe verse como propietario de su propia salud y, en la gestión de ese bien propio, debe ser consciente de los riesgos a los que está expuesto para protegerse adecuadamente.
En contrapartida, las empresas hacen especial hincapié en la identificación, evaluación y control de riesgos en forma continua para detectar y minimizar peligros causales de incidentes o accidentes laborales. A las exigencias propias que establece cada empresa, se suma la normativa vigente que apunta a unificar criterios en materia de seguridad. A su vez, gran parte de las empresas se respaldan en el asesoramiento de técnicos prevencionistas que, entre otras cosas, son responsables de la capacitación de los trabajadores para lograr el debido cumplimiento de las normas y prevenir accidentes.
LA PREVENCIÓN Y EDUCACIÓN COMO POLÍTICA DE SEGURIDAD
El cuidado de la salud de los trabajadores por parte de las empresas se traduce en las exigencias y controles exhaustivos que realizan en diversos aspectos como: procedimientos seguros de trabajo, control de equipos de protección personal, control de herramientas y maquinaria, condiciones de bienestar en los campamentos o refugios, seguridad en el traslado del personal, entre otros.
Las empresas hacen especial hincapié en la identificación, evaluación y control de riesgos en forma continua para detectar y minimizar peligros causales de incidentes o accidentes laborales.
En materia de seguridad las empresas identifican tres áreas de trabajo:
1) Seguridad que atiende los riesgos. Estos se dividen en cuatro categorías: a) los físicos, como caídas por suelo resbaladizo, caídas en altura en trabajos de poda, cortes en el manejo de máquinas o herramientas; b) asociados al manejo de sustancias químicas; c) biológicos, originados por seres vivos, desde una picadura de un insecto hasta ser embestido por un animal; d) ergonómicos, que surgen de esfuerzos físicos, posturas forzadas o exposición a temperaturas extremas.
2) Higiene laboral, que contempla mediciones de exposición a productos químicos, a temperaturas extremas en el campo y a ruidos.
3) Ergonomía del trabajo, donde las empresas procuran adaptar el medio de trabajo al hombre, y viceversa. Para eso se realizan estudios geométricos y antropométricos del medio de trabajo. Se trata de un abordaje multidisciplinario con especialistas en seguridad, medio ambiente, flora y fauna y ciencias sociales, para que el empleado trabaje en un lugar más cómodo y eso se refleje en su productividad.
La certificación forestal según los esquemas FSC o PEFC incluye requisitos sociales para proteger los derechos fundamentales de los trabajadores a lo largo de la cadena de suministro.
El técnico prevencionista de la empresa Weyerhaeuser, Joaquín Castro, aseguró a Forestal que «lo que impacta en la seguridad de una operación es qué tan atentos estamos en el día a día». Castro explicó que en la actividad de podar, plantar o cosechar se suele generar un acostumbramiento del operario a la tarea, y eso lo hace sentirse cómodo al punto de dejar de percibir riesgos. «Para evitar esto, en Weyerhaeuser implementamos una herramienta para ayudar a los trabajadores cuando inician una actividad: pensar qué hay de distinto hoy en el lugar de trabajo, asociado a la herramienta o la actividad misma, que puede impactar en la seguridad. Para la empresa todos los accidentes son evitables y por eso se comunica en forma clara al personal todas las normas de seguridad».
NORMATIVA VIGENTE
En términos de seguridad laboral, las empresas del sector se rigen por la normativa vigente, tanto la específica para la forestación (decreto 372/99), como la genérica de Prevención de Accidentes de Trabajo (decreto 406/88). Sin embargo, Fernández advirtió que «hay vacíos legales en el decreto 372», por lo que las normas deben complementarse con el decreto 307/09, específico en el manejo de sustancias químicas.
El decreto 372/99 rige desde noviembre de 1999 y reglamenta las condiciones de trabajo en materia de seguridad, higiene y salud ocupacional en el sector forestal. Este decreto aplica a todas las operaciones relativas a la producción de plantas, manejo y cosecha de bosques, y comprende a empresas titulares de las explotaciones, contratistas, subcontratistas, operarios y trabajadores independientes. El mismo surgió como iniciativa de la Inspección General de Trabajo y Seguridad Social (IGTSS) en respuesta a la realidad de informalidad laboral en el sector que se constataba entonces. «El decreto 372 promovió el cambio en toda la cadena forestal: se estableció la obligación de contratar a empresas registradas, además de exigir un correcto y seguro procedimiento para la tala del árbol», dijo a Forestal la directora de la División Condiciones Ambientales de Trabajo de la IGTSS, María Narducci.
Flavio Fernández aseguró que, «en términos comparativos, la seguridad forestal avanzó mucho en poco tiempo […] La sociedad comenzó a descubrir que esta actividad no está necesariamente asociada a riesgos».
El trabajo de la IGTSS al momento de ingresar a un establecimiento forestal consiste en verificar el cumplimiento del decreto 372/99, el 307/09 y el 291/07, relativo al derecho a la información y participación de los trabajadores en forma conjunta con los representantes de la empresa en temas de seguridad y salud laboral. El director de la IGTSS, Juan Andrés Roballo, contó a Forestal que los inspectores concurren a las empresas a partir de una denuncia y sin previo aviso. Fiscalizan los aspectos relacionados a las condiciones generales y ambientales de trabajo y, si registran irregularidades, intiman a la empresa y le otorgan un plazo para corregirlas. Si la irregularidad constituye un peligro grave para la integridad física de los trabajadores, se puede clausurar preventivamente la empresa, sector o máquina hasta que se modifique la situación. A su vez, explicó que cualquier irregularidad constatada implica una multa para la empresa.
Los decretos mencionados, sumados a las exigencias y normas específicas establecidas por cada empresa, permiten a las compañías obtener certificaciones internacionales que garantizan el cumplimiento de niveles mínimos desde el punto de vista ambiental, social y económico. La certificación forestal según los esquemas FSC (Forestal Stewarship Council) o PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification schemes) es un sistema de evaluación independiente sobre la gestión que se realiza en bosques y plantaciones forestales que además incluye requisitos sociales para proteger los derechos fundamentales de los trabajadores a lo largo de la cadena de suministro.
UN COMPROMISO COMPARTIDO
El directivo del Sindicato de Obreros de la Industria de la Madera y Anexos (SOIMA), Hugo de los Santos, señaló a Forestal que «en una mirada macro el estado de la seguridad en el sector es bueno». Sin embargo, manifestó dificultades generadas por «una falta de fiscalización colectiva. El gobierno, los empresarios y el sindicato debemos fiscalizar juntos. Pero no hay voluntad de facilitar al sindicato como elemento fiscalizador». En respuesta a este reclamo, Narducci explicó que actualmente no existe una mesa tripartita para atender de manera específica al sector forestal, y aclaró que «la fiscalización conjunta no se realiza en ningún sector de actividad».
Por su parte, Fernández opinó que la relación entre trabajadores y prevencionistas es «de suma importancia. Sin el aporte del trabajador es imposible conseguir buenos resultados. Una herramienta vital para lograr esa interacción está dada por la capacitación individualizada y concientización permanente, más allá de la capacitación que se realiza a nivel de mandos medios». Con una vasta experiencia En materia de seguridad en rubros como la construcción, frigoríficos, tecnología, electrónica y papeleras, Fernández aseguró que, «en términos comparativos, la seguridad forestal avanzó mucho en poco tiempo, es un logro fantástico. La sociedad comenzó a descubrir que esta actividad no está necesariamente asociada a riesgos».
Desde Weyerhaeuser, Castro es optimista respecto al avance de la seguridad en el sector: «Se avanzó mucho en la mayor y mejor disponibilidad de equipos de trabajo y protección. Hace no mucho tiempo los guantes de protección tenían talle único. Hoy hay variedad de talles en función de la tarea. Además, hay menor resistencia al uso de equipos de protección como el cinturón para podar en la altura. Eso habla de una actualización del sector».
LA INDUMENTARIA, UN FACTOR CLAVE. Las exigencias en materia de equipos de protección personal son específicas de acuerdo a cada tarea. Por ejemplo, para el caso de un motosierrista, su asistente, un trabajador de poda y la persona que manipula sustancias químicas, las exigencias en términos de indumentaria son: para el motosierrista, casco especial de motosierra, protección auditiva y pantalla facial para proteger de impactos, guantes anticorte, chaleco reflector, pantalones anticorte, zapatos de seguridad con puntera y protección del antebrazo; para su asistente las exigencias son las mismas, con la diferencia de que en vez de pantalón anticortes utiliza polaina; para el trabajador de poda, casco, protector visual, protección anticorte de brazos, guantes y cinturón de seguridad; y para la persona que manipula productos químicos, traje y guantes de nitrilo, máscaras con cartuchos que cubren la mitad del rostro para filtrar gases y vapores químicos, y un filtro que retiene el polvo.
SIN CIFRAS ESPECÍFICAS DEL SECTOR. La institución responsable del registro de los accidentes laborales en el país es el Banco de Seguros del Estado (BSE), que agrupa diferentes sectores por categorías de actividad, según la Clasificación Industrial Internacional Uniforme de las Naciones Unidas. En el caso del sector forestal no es posible contar con datos recientes de accidentes laborales, dado que este rubro está incluido junto a otras actividades.
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