La inteligencia artificial llegó para transformarlo todo, desde procesos cotidianos hasta operaciones industriales complejas. El sector forestal no es la excepción: monitoreos satelitales, predicciones, control de plagas y cálculos automatizados de volúmenes de madera son solo algunas de las posibilidades latentes. En Uruguay, la adopción de esta tecnología avanza, aunque todavía con desafíos. La clave: atender lo académico y lo productivo con una mirada a largo plazo.