Nuestro valor agregado
Por Atilio Ligrone, gte. gral. de la SPF
El fuerte crecimiento de la actividad forestal en el país viene generando importantes demandas laborales, no solo en términos cuantitativos sino también en materia de calificaciones.
La necesidad de competir a nivel internacional, y en particular en una economía de alto costo, requiere de continuas inversiones para la mejora de los procesos productivos y de aquellos asociados, empleando modernas y más eficientes tecnologías. Dichas tecnologías y los equipos involucrados necesitan, tanto para ser operados como para su mantenimiento, de mano de obra calificada, bien remunerada y con una adecuada capacitación.
Asimismo, la complejidad del sector y sus interacciones con otras áreas de la economía demanda diversas especializaciones hasta ahora poco desarrolladas en el país, tanto en la fase primaria de la producción, como en la industrial y en la de los servicios relacionados con ella. Las grandes obras de ingeniería, el desarrollo de nuevos procesos industriales y la necesidad de encarar formas novedosas de transporte y manejo de productos son algunos ejemplos.
El alto grado de profesionalismo de la actividad exige a su vez el cumplimiento de estrictas normas de calidad y seguridad laboral, lo que requiere la intervención de profesionales y técnicos bien formados en dichas áreas.
La preocupación del sector forestal por los temas ambientales propició la participación de investigadores de diferentes especialidades en la realización de estudios de suelos, agua y biodiversidad (flora y fauna fundamentalmente), y como consecuencia de ello se han logrado importantes avances en el conocimiento de estos temas, que hasta el momento estaban poco desarrollados.
La educación formal ha venido acompañando este proceso, ofreciendo y fortaleciendo algunas áreas de capacitación, las que son complementadas por el propio sector privado. La articulación entre los demandantes de personal calificado y los centros de formación técnica y profesional es básica para potenciar el sistema y para hacer un uso más eficiente de los recursos disponibles.
Adicionalmente a cooperar en la identificación de las necesidades en materia de capacitación, las empresas aportan a través de sus propios técnicos, quienes dictan conferencias en los centros de estudio, de la participación y apoyo en seminarios técnicos y poniendo sus predios a disposición para recorridas de campo, ejecución de actividades prácticas, trabajos de tesis y pasantías, poniendo a los estudiantes y egresados jóvenes en contacto con la realidad misma y facilitándoles el acceso al mercado laboral.
Además de los apoyos descritos, en muchos casos se brinda apoyo financiero directo a los centros de capacitación y se realiza una fuerte inversión en investigación junto a la Universidad de la República a través de las distintas Facultades.
Sin embargo, restan todavía mayores esfuerzos para ajustar la oferta educativa a la creciente y diversa demanda generada por el sector.
A esta altura es indudable el valioso aporte de la actividad forestal a la economía nacional, incrementando el producto bruto interno, las exportaciones, la generación de empleo y el desarrollo local en zonas deprimidas del país.
(Editorial publicado en Revista Forestal N° 11)
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