• Jueves 16 de octubre de 2025

Más bosques, más ganado, mejor rendimiento

Diversificación, ingresos y bienestar animal: solamente algunas de las ventajas de la incorporación de la forestación como rubro complementario al sector ganadero.

La incorporación de la forestación como rubro complementario a la producción agrícola ganadera implica varias ventajas tanto económicas como productivas, en un proceso que se está dando entre los productores de manera constante, sin prisa pero sin pausa. El avance de la sinergia entre los sectores agrícola-ganadero y forestal es valorado por actores del rubro de manera positiva.

Un estudio realizado por la Unidad de Producción Intensiva de Carne (UPIC), publicado por el diario El Observador en agosto, reveló que la incorporación de la agricultura y la forestación de manera simultánea a la producción ganadera arroja un ingreso de capital de US$ 133 por hectárea, lo cual representa un aumento sobre el sistema base de ganadería del 68%. Los datos fueron presentados en la jornada anual de la UPIC, por parte del director de la asociación, Álvaro Simeone, y del coordinador del sector ganadero y agrícola de la Federación Uruguaya de los Grupos Crea (Fucrea), Juan Ignacio Buffa.

Con la incorporación de la forestación, la ganadería mejora su productividad en un 24% y se genera un aumento del margen bruto de un 27%. UPIC

En ese evento, Buffa dio datos sobre los resultados económicos de la ganadería y el impacto de la incorporación de la forestación como rubro adicional sobre el 24% de la superficie total del predio. Según la información publicada por El Observador, mejora el margen bruto, lo que representa un incremento del 27% en términos de ingreso de capital. El sistema permite que la ganadería mejore su productividad en 24% y además disminuye el riesgo de la empresa en su conjunto, dijo Buffa de acuerdo a lo consignado por el matutino.

En diálogo con Forestal, Buffa afirmó que son múltiples las ventajas tanto económicas como productivas de incorporar la forestación como rubro adicional a la producción agrícola ganadera. Una de ellas es la diversificación: «Ingresar a un rubro que tenga menor correlación que los tradicionales ganaderos agrícolas con otros rubros es una verdadera diversificación». Buffa destacó otras ventajas: viabilizar un potencial económico en áreas donde la producción agrícola y ganadera pueden no tener tan buen rendimiento y generar sinergias positivas con la ganadería.

El coordinador de Fucrea señaló además que la incorporación de la forestación exige pensar y proyectar la empresa al menos 10 años para adelante, ya que el propio sistema exige pensar en términos de mediano y largo plazo. «Esa proyección le hace bien a las empresas», puntualizó, y agregó que ese proceso ha sido «muy removedor» para muchas porque a veces «la diaria» se lleva la posibilidad de trabajar con proyecciones. «La incorporación de la forestación exige proyectar», explicó.

A la hora de decidir si incorporar e integrar estos rubros, los productores analizan –entre otros elementos– el resultado económico que tendrá el proceso. «Las empresas tienen que rentar en el corto plazo y en el largo mucho más. Por eso es necesario proyectar ese resultado económico para tomar la decisión», afirmó Buffa.

BIENESTAR A LA SOMBRA

Además de estos beneficios, los productores notan que la implantación de bosques y hectáreas de sombra otorgan mayor bienestar al animal y mejoran la calidad y cantidad de producción.

Según datos de la Sociedad de Productores Forestales (SPF), en Uruguay se plantan alrededor de 40.000 hectáreas anualmente. De esas hectáreas, la mitad corresponden a reforestación de predios cosechados. El gerente de la SPF, Atilio Ligrone, informó al diario El País que, de las 20.000 hectáreas restantes, «el 60% corresponde a la instalación de bosques en predios agrícola- ganaderos», lo cual es «una práctica creciente en los últimos años».

«Se decía que Uruguay iba a terminar como un desierto por los árboles, y la forestación creció de la mano de empresas hasta llegar a un millón de hectáreas forestadas». Juan Manuel Soares de Lima, INIA.

El asunto también fue tratado este año en las jornadas de Agro en Foco realizadas en Tacuarembó.

Allí realizó una ponencia el investigador del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), ingeniero agrónomo Juan Manuel Soares de Lima, en la que analizó las resistencias que hubo para la integración de los sectores. Según la crónica realizada por El Observador, Soares de Lima recordó: «Se decía que Uruguay iba a terminar como un desierto por los árboles, y la forestación creció de la mano de empresas hasta llegar a un millón de hectáreas forestadas» y planteó que las resistencias se vencen con información, ya que la respuesta de los ganaderos que no querían forestación eran tres: no conozco, no puedo y no quiero.

El tema también estuvo sobre la mesa en la 16a Jornada de la UPIC realizada en agosto en Paysandú.

Fue en ese marco que el ingeniero agrónomo Álvaro Simeone dijo tener la «convicción» de que es posible el crecimiento armónico de diferentes rubros a nivel nacional y que «existe un vasto camino para recorrer en términos de generar tecnología en ganadería para ese desarrollo diversificado».

Según Buffa, la forestación como rubro adicional permite viabilizar un potencial económico en áreas donde la producción agrícola y ganadera pueden no tener tan buen rendimiento.

Simeone explicó el escenario en el que se está dando la integración entre los diferentes rubros. Como consignó el diario El Telégrafo en su cobertura del evento, el director de la UPIC dijo que la forestación aumentó notoriamente desde fines de la década de 1990 a la actualidad, y que la agricultura se multiplicó casi por tres, lo cual en un país territorialmente pequeño como Uruguay «implica una reducción significativa del área dedicada al rubro ganadero. Es esa realidad la que obliga a una reformulación en el diseño del negocio y en el aspecto tecnológico a los efectos de mantener competitividad y poder captar los eventuales beneficios asociados a los rubros mencionados».

En cuanto a los beneficios concretos, Simeone aseguró que los animales de recría que pastorean en áreas con acceso a sombra natural de montes, «experimentan ganancias de peso superiores a vaquillonas que no tienen acceso a esta». Afirmó que la magnitud de ese  incremento en la performance animal está en torno al 50%.

La reducción en los requerimientos de mantenimiento de los animales con acceso a sombra «podría estar explicando estos resultados», sostuvo, lo que marca una importante sinergia entre la forestación y la ganadería, de acuerdo a la notade El Telégrafo.

Simeone afirmó que la incorporación de áreas forestadas en el sistema ganadero «permite la explotación de aspectos de complementariedad o sinergia entre ambos rubros: por un lado, el pastoreo de las áreas de forestación no cultivables contribuiría a mantener controlado el crecimiento de forraje reduciendo el riesgo de incendio; como contraparte, el acceso del ganando a los montes ofrecería sombra y abrigo al ganado, potencialmente mejorando su performance productiva».

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lunes 01 de diciembre de 2014