Madera en la raíz productiva
Por Aparicio Ponce de León
Si a un extranjero le preguntan con qué identifica a Uruguay, es obvio que la respuesta va a versar sobre el fútbol, el mate, las playas, el candombe y el carnaval. Pero también dirá que lo distinguen por la carne y, por transitiva, por la ganadería. Mucha razón tiene el ingeniero Humberto Tommasino, que en el Anuario 2013 de Opypa escribe que en 1990 Uruguay era conocido en el mundo por ser un productor de carne, leche y granos. La realidad cambió y nadie desconoce que hoy Uruguay es, también, conocido como país forestal, país de árboles.
No es para menos. Cerca de un millón de hectáreas plantadas y una industria con «actores de primer nivel mundial». Hasta acá, no hay lugar para las divergencias. Pero, al día de hoy, es cierto que el sector tiene varios asuntos pendientes. ¿Cuáles son los principales desafíos del sector? ¿Cuál es el balance de lo que se hizo en estos cinco años y lo que resta por hacer? ¿Qué restricciones existen a nivel de infraestructura? ¿Cómo profundizar la investigación? Con el objetivo de responder estas preguntas, Forestal consultó a diferentes actores del sector foresto industrial.
CONCLUSIONES Y PREGUNTAS ABIERTAS
«Cadena forestal madera: desempeño reciente y desafíos». Así se titula el artículo redactado por el ingeniero agrónomo Humberto Tommasino que forma parte del Anuario 2013 de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (Opypa). En él, se llega a ciertas conclusiones que intentan sintetizar los principales desafíos que deberá afrontar el sector.
Los retos, basados en un documento de la Dirección General Forestal en el que se explicitan los objetivos del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP) 2010-2015, son los siguientes:
– Fortalecer la Dirección General Forestal, la Dirección Nacional de Medio Ambiente y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social para preservar la sustentabilidad ambiental, económica y social de la producción forestal.
– Elaborar un Plan Estratégico a largo plazo, consensuado entre los actores.
– Realizar las obras de infraestructura necesarias para mejorar la competitividad de la cadena.
– Diseñar mecanismos que estimulen las plantaciones y que promuevan inversiones que agreguen valor a la madera.
– Dar un fuerte impulso a la investigación, con cuatro ejes fundamentales: uso del suelo, conservación del medio ambiente, diversificación de especies y utilización de productos forestales como fuente de energía renovable.
– Finalizar el Inventario Forestal.
– Impulsar políticas de «desarrollo local», con fuerte énfasis en la capacitación de la población rural.
– Promover y profundizar la integración de ganaderos familiares y colonos con forestaciones implantadas.
Los desafíos planteados por Tommasino son relevantes. En eso hay unanimidad. Las diferencias estriban en las rutas que hay que tomar, aunque existe coincidencia en que esos caminos en Uruguay están literalmente agrietados. Justamente el tema de la infraestructura es señalado como una piedra en el zapato por todos los actores consultados.
LA BALANZA SE INCLINA POR LA POSITIVA
En clave de balance y de desafíos, si se realiza una recorrida por los distintos sectores que componen la cadena foresto-industrial, resulta que existe acuerdo sobre los logros alcanzados. El gerente de Matra, Diego Mora, indicó que en los últimos cinco años el balance fue muy positivo en lo referente a la cadena forestal – celulósica, también remarcó que es «una base fundamental para el funcionamiento de todo el sector forestal, pero queda mucho por hacer en otros subsectores como el de la madera sólida». La crisis internacional de 2008 afectó con dureza a los productores de madera sólida, que en muchos casos cerraron las puertas de sus empresas y en otros recién ahora se están recuperando. Evidentemente, en este subsector el balance no es favorable, agregó Mora.
«Los altos costos que debemos asumir para producir en nuestro país y la productividad que tenemos, que deterioran nuestra competitividad internacional», son los retos más importantes que encara el subsector de madera sólida, según Mora.
El subgerente de negocios de Montes del Plata, Alfredo Fossali, opinó que «en los últimos cinco años el sector forestal se ha consolidado como un rubro más en la matriz productiva, especialmente desde la visión de los productores agropecuarios que ven en la forestación un rubro más de la producción, al cual se pueden sumar».
Un balance similar hizo el director de Forestal Caja Bancaria, Roberto Bavosi, quien subrayó que en el último lustro «se ha establecido y consolidado una importante demanda industrial de madera como materia prima para los procesos industriales, la cual ha favorecido el crecimiento de nuevas plantaciones, incorporando tecnología e innovación al área industrial».
Al entender de Gerardo Barrios, director de Foresur, los balances en el sector forestal deben abarcar un período de tiempo de largo aliento. Por eso, señaló que es necesario retrotraerse al año 1987, año en el que se aprobó la Ley Forestal, y en esa lógica lo destacable es que «todos los objetivos de esa ley en general, y con matices, se han cumplido».
MADERA QUE AGREGA VALOR
Una de las conclusiones del informe citado es que se deben «diseñar mecanismos que estimulen las plantaciones y que promuevan inversiones que agreguen valor a la madera».
Mora opinó que debería existir una decisión política para «promover el agregado de valor, ya que mientras eso no ocurra será el mercado el que lo determine». Según el empresario, una de los posibilidades que se deben explorar es el «incentivo a la complementación dentro del sector forestal, ya que un porcentaje de la producción de las empresas que tienen como objetivo producir madera para celulosa tiene óptimas condiciones para otros productos, por ende se deben generar incentivos para que esos productores se sientan atraídos a volcar parte de esa madera para otros destinos».
Los requerimientos de infraestructura forestal deben estar articuladas, coherentemente, con las necesidades de los otros rubros agropecuarios. Soust – Tommasino.
Consultado por este tema, Fossali remarcó que «cualquier proceso industrial implica agregarle valor a la madera respecto a venderla sin ningún procesamiento». Agregó: «Creo que el secreto es la competitividad, cuanto más competitiva sea nuestra cadena forestal, mayores oportunidades de agregarle valor estarán disponibles». En esa lógica, opinó que la base es más eficiencia de producción, mejores genotipos de los nuevos bosques, mejores carreteras, mayor productividad de los implicados en este proceso, entre otros factores.
Bavosi analizó que, en la actualidad, más de un 90% de la madera que se exporta en Uruguay tiene valor agregado, ya que «con la madurez de las plantaciones, las industrias han incorporado nuevos productos que además de valor agregan utilidades adicionales que subvencionan los productos de menor valor».
Barrios subrayó que el Estado, a través de la Ley Forestal y la Ley de Promoción de Inversiones «ha generado una serie de mecanismos que los particulares han aprovechado para llevar adelante el sector forestal tanto en su fase primaria de generación del bosque, como en su fase industrial».
El impulso a la investigación es otro de los desafíos planteados. Mora sostiene que «el uso del suelo y la conservación del medio ambiente son temas prioritarios y que los productores tienen en agenda desde el impulso de la Ley Forestal», aunque opinó que ayudaría «desmitificar conceptos infundados que se instalaron desde la promulgación de la Ley Forestal». Conceptos que, según Mora, a pesar de llevar más de 25 años de desarrollo que los contradicen, «se siguen escuchando». Dijo estar «muy de acuerdo» en investigar la utilización de productos forestales como fuente de energía renovable.
Fossali aclaró que «no es la misma investigación la que se debe aplicar a la madera para pulpa, que seguro debe ir por mayor productividad de kilogramo de celulosa por hectárea, que la que se aplique para la producción de madera de eucalipto para aserrío o para chapas de pino». La respuesta a esta disyuntiva, dijo, está en definir «qué es lo que necesita el mercado, para que a través de toda la cadena, incluyendo la investigación, se busque alcanzar lo que necesita el consumidor final».
El director de Forestal Caja Bancaria sostuvo que se debería mantener unos años más la propuesta original de la Ley Forestal, porque «a partir de los trabajos de mejora genética que se están realizando desde hace 20 años, se ha diversificado y ampliado la base genética». En consonancia con Mora, consideró que la utilización de productos forestales para energía «es una realidad ya que el crecimiento de la oferta energética generada a partir de biomasa forestal en los últimos 10 años es lo que no solamente da sustentabilidad al desarrollo del sector sino que además lo viabiliza».
El gerente de Programa Fomento de UPM Forestal Oriental, Alex Burwood, dijo a Forestal que desde esa empresa se apuesta a la investigación continua como parte del trabajo, por medio del desarrollo «del mejor material genético para las condiciones de nuestro país, identificando, ensayando y poniendo en práctica las mejores técnicas silvícolas existentes». Mencionó que se está trabajando en cuantificar y evaluar los efectos de la sombra y el abrigo sobre el ganado, así como el desempeño de las distintas categorías en esta situación. Subrayó que «toda la información recabada es compartida tanto con los productores como con la academia, generando conocimientos mediante publicaciones y presentaciones públicas».
En lo que tiene que ver con el desafío de impulsar el desarrollo local, Burwood dijo que el sector forestal es un gran dinamizador en el desarrollo de comunidades en el medio rural, en términos de generación de empleo calificado, inserción de la mujer en el medio, «logrando un afincamiento de la familia en el interior profundo». Agregó que el sector «ha sido capaz de atraer inversiones de altísima reputación, ha logrado cumplir con diversificar la matriz productiva, nuevas alternativas de energía y mayor aprovechamiento de aquellos campos de baja productividad ganadera».
Este es un momento adecuado para estudiar la conveniencia de otorgar un estímulo impositivo que permita la radicación de industrias que agreguen valor. Soust – Tommasino.
Sin embargo, el director general de la Dirección General Forestal, Pedro Soust, y el técnico de Opypa, Humberto Tommasino, expresaron a Forestal que en clave de desarrollo local no se ha avanzado lo esperado. Asumen que, posiblemente, un factor muy importante en este caso es la falta de recursos humanos en los organismos estatales que deberían haber trabajado más en la difusión y concientización de los productores.
NO VOY EN TREN, VOY EN CAMIÓN
Existe consenso en que la infraestructura para movilizar la madera no se adecua al desarrollo que ha tenido el sector. Así lo visualizan las empresas y el gobierno. Diego Mora aseguró que «la logística en el sector forestal es determinante para que la actividad sea económicamente viable», y opinó que «está demostrado» que la red vial no está a la altura de las necesidades productivas del país. La solución, según Mora, pasa por no abdicar en reclamar una revitalización del ferrocarril.
Fossali coincidió en que es esencial contar con transporte comercial ferroviario, así como disponer, por parte de los diferentes operadores, del transporte marítimo desde el puerto de La Paloma y de los puertos públicos sobre el río Uruguay. En cuanto a las herramientas, aconsejó que se debe pensar en inversión directa del Estado y Participación Público-Privado. Esta herramienta también fue destacada por Bavosi, que enfatizó que este régimen sería muy adecuado y permitiría dinamizar la logística de exportaciones.
Barrios estimó que se debería poner mayor énfasis en los puntos de salida, como puertos, donde se generan los congestionamientos que hacen poco eficiente el sistema y generan pérdidas importantes de dinero por las largas esperas.
Soust y Tommasino consignaron que las necesidades de los productores forestales son diferentes en función de su ubicación geográfica; los requerimientos de infraestructura forestal deben estar articulados, coherentemente, con las necesidades de los otros rubros agropecuarios. Agregaron que la mejora de la caminería rural y la instalación del puerto de aguas profundas significarán apoyos importantes para el sector.
TIERRAS PARA CRECER
La disponibilidad de tierras para seguir apostando a la forestación es un tema que despierta análisis diferentes. Mora opinó que las tierras han aumentado su precio y dejan de ser accesibles para muchos productores. Señaló que la forestación «ha sido creativa» en buscar complementación con otros sectores de la agropecuaria. Como ejemplo de ello, mencionó programas de fomento y de asociación con productores de otros rubros.
Consultado por este tema, Fossali contestó que sin dudas es difícil poder acceder a importantes volúmenes de tierras, de buena aptitud forestal, concentradas. Para mitigar eso, dijo que el mejor camino es que todas aquellas áreas de buena aptitud forestal atomizadas por los predios de productores agropecuarios «se incorporen al negocios forestal, sumando a dichos productores al negocio forestal a través de las diferentes herramientas de Fomento Forestal, integrándolos verticalmente en dicha industria».
Bavosi, en tanto, no cree que haya problemática en la disponibilidad de tierras. Percibe que en los últimos años «hay una sana competencia que ha llevado al aprovechamiento de los suelos de acuerdo a la mejor opción para el propietario».
Barrios manifestó que «el tema de la disponibilidad de tierras para las empresas del sector puede tener varias lecturas y es un tema muy profundo». Agregó que «ha sido muy importante y quizás uno de los elementos más llamativos para atraer a las más importantes empresas del sector, sean las plantas de celulosa como de tableros y aserraderos, ya que les dio la posibilidad de generar el recurso forestal básico para su industria y minimizar el riesgo de ser cautivas del mercado de la materia prima».
Barrios analizó que la mejora en la rentabilidad de los restantes rubros del agro hace que cada vez haya menos propietarios interesados en vender sus campos, por lo que ha empujado a las empresas a desarrollar el tema de los denominados «fomentos forestales», donde la industria de alguna forma se asocia al propietario de la tierra para poder plantar en ella.
De esta manera «se asienta el productor en su tierra, continúa con su actividad ganadera, diversifica y mejora su rentabilidad y el sector puede seguir creciendo en beneficio de todos», concluyó.
INTEGRADOS FUNCIONAMOS MEJOR
En materia de integración de productores a la forestación, Burwood puso como ejemplo el Programa Fomento de UPM, que plantea un modelo de producción en el que se «sociabiliza la forestación con la integración de pequeños, medianos y grandes productores del medio rural facilitándoles el acceso a nuestros establecimientos para que desarrollen actividades pastoriles, sea en forma independiente o nucleados por cooperativas o Asociaciones Rurales».
Barrios marcó que hoy la integración entre ganaderos y forestales «es una realidad». Acotó que «luego de 20 años de actividad, el productor tradicional aprendió a ver los beneficios del bosque con su sombra y abrigo, y una renta adicional muy atractiva que lo ayuda a desarrollar su proyecto de vida junto a su familia, lo que lo hace más proclive a aceptar esta nueva realidad».
Bavosi, por su parte, resaltó que el sector forestal ha avanzado mucho en ese aspecto. Como ejemplo, expuso los cambios que se han producido en muchas zonas rurales y los nuevos y ampliados planes MEVIR que se han producido en esas localidades.
¿ESTÍMULO IMPOSITIVO A LA RADICACIÓN DE INDUSTRIAS QUE AGREGUEN VALOR? Para el gobierno, el balance de lo realizado en estos años es positivo. Así lo expresaron a Forestal el director general de la Dirección General Forestal, Pedro Soust, y el técnico de Opypa, Humberto Tommasino. A la hora de destacar algunos avances, se refirieron al funcionamiento del Consejo Sectorial de la Madera, el trabajo para continuar con las etapas del Inventario Forestal Nacional y la consolidación del Plan de Control de Plagas y Enfermedades, el Comité Ejecutivo de Coordinación en materia de Plagas y Enfermedades (Cecope). También resaltaron que se ha avanzado en el área de Recursos Humanos de la Dirección Forestal por medio del ingreso de 20 funcionarios que ya están en funciones y el ingreso próximo de nueve técnicos. En relación al diseño de mecanismos que estimulen las plantaciones y que promuevan inversiones que agreguen valor a la madera, tanto Soust como Tommasino aseguraron que este es un momento adecuado para estudiar la conveniencia de otorgar un estímulo impositivo que permita la radicación de industrias que agreguen valor, fundamentalmente en todos aquellos lugares deprimidos económicamente, como lo señala la Ley 15.939.
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