La ciencia al servicio de la forestación

En tiempos donde no son suficientes las condiciones naturales de suelo y clima para sacar el mayor provecho a las plantaciones forestales sin perder competitividad, cobra cada vez más relevancia la creación de conocimiento. Un claro ejemplo es el Programa Nacional de Investigación en Producción Forestal del INIA. Desde material genético mejorado a modelos de simulación que permiten proyectar el crecimiento y la producción de un predio. Los resultados de la investigación aplicada son tangibles.
Desde la década de los 90, ya en los inicios del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), comenzó a trabajar el Programa Nacional de Investigación en Producción Forestal. Su objetivo es contribuir al desarrollo integral del sector, procurando la competitividad de la cadena de la madera y su sustentabilidad.
Muchas veces, el perfil bajo característico de los investigadores lleva a que los resultados de los trabajos académicos sean poco conocidos, aunque el impacto en el terreno de trabajo es visible y aprovechado gracias al impulso de la industria en los últimos años.
¿Quiénes son los que realizan estas investigaciones que permiten mejorar la calidad de la producción, el manejo silvicultural, la diversificación de las especies y el impacto ambiental?
En el Programa Nacional de Investigación en Producción Forestal hoy son diez los investigadores que trabajan buscando apuntalar el desarrollo de la industria forestal.
«El agregado de valor en su mayor expresión posible y lo más cercano a la fuente de materia prima son a mi entender metas claves que nos debiéramos fijar». Roberto Scoz.
El director del Programa, el ingeniero agrónomo forestal Roberto Scoz, explicó que en su origen el foco estaba puesto en la fase forestal de la cadena de valor. Mejoramiento genético, manejo y modelos de crecimiento fueron las primeras disciplinas de investigación.
Pero la expansión no se hizo esperar, y acompasó el desarrollo del sector. Es así que se incorporaron investigadores en sanidad, biotecnología y sustentabilidad, y empezaron a funcionar laboratorios como parte de la infraestructura destinada al programa.
«Investigamos sobre árboles pero mirando –y en algunos rubros actuando– sobre sus productos», explicó el científico que encabeza el programa.
Los investigadores saben que la riqueza del sector o de la cadena está básicamente en sus bosques, y es allí donde acentúan su trabajo. Con los resultados de las investigaciones logran aportar, por ejemplo, material genético mejorado para una mejor producción, modelos de simulación para apoyar la planificación forestal, y/o estrategias de manejo sanitario para evitar pérdidas en el crecimiento.
Scoz destacó que además de las investigaciones, el INIA realiza tareas de articulación y vinculación –por ejemplo– con la industria de la madera con fines sólidos, o con el sector dendroenergético en el norte del país.
Las tres grandes áreas en las que trabaja el programa son mejoramiento genético, protección forestal y manejo silvicultural.
El director del programa destacó que existen temas que son netamente de alguna de esas áreas y otros que atraviesan más de una.
Actualmente hay más de quince proyectos de investigación en curso: desde la selección asistida por marcadores moleculares en eucaliptos, la epidemiología de plagas forestales, la evaluación en diversificación de especies, el silvopastoreo, la biomasa, el balance energético del sistema productivo o prospección en biorrefinería, entre otros. Todos ellos están al servicio de la mejora de la producción, y la optimización y planificación de la producción forestal.
«Si se conjugan los actores con la misma visión de cadena que es base en los programas de investigación de INIA, el resultado es un producto integral mucho más valioso». Roberto Scoz.
En tiempos donde los episodios climáticos han afectado varios sectores de la producción nacional, el cambio climático también forma parte de la agenda de los investigadores. El anuario 2012 del INIA destaca la finalización de la primera etapa de un proyecto cuyas acciones se orientaron específicamente hacia la adaptación a factores abióticos como puede ser el estrés hídrico.
Ese mismo año se dio por concluido un proyecto que permitió identificar las principales enfermedades y plagas que afectan a las plantaciones, cuantificar el nivel de daño en las principales coloca en el mercado local y se realizó un estudio sobre su impacto, que dio un diferencial interesante desde el punto de vista productivo», afirmó el ingeniero forestal.
Además, señaló los sistemas de apoyo a la gestión (SAG) como otro producto destacable. «A la fecha ya está puesta a punto y en uso por varios productores forestales la versión desarrollada para pino», afirmó. Con esta herramienta se puede simular muy bien la evolución de monte probando distintas medidas de manejo.
Un tercer producto resaltado por Scoz es la introducción y cría del controlador de la chinche del eucalipto. «Este por sus características no es solo un producto INIA sino un producto de articulación interinstitucional público-privada que nos permitió posicionarnos en la región y avanzar significativamente a nivel país en el manejo integrado de plagas», afirmó.
Scoz cree que las potencialidades de trabajo son muchas, ya que se trata de un sector joven, y el desarrollo de la cadena en la fase industrial tiene interesantes espacios de crecimiento. «El agregado de valor en su mayor expresión posible y lo más cercano a la fuente de materia prima son, a mi entender, metas claves que nos debiéramos fijar», comentó el científico.
Señala que «uno de los mayores aprendizajes» debe ser la articulación y la complementación entre los diferentes actores del rubro. «Si se conjugan los actores con la misma visión de cadena que es base en los programas de investigación de INIA, el resultado es un producto integral mucho más valioso en donde cada actor es especialista en un eslabón pero conoce toda la cadena y sabe su rol en la misma», concluyó. Esta interacción entre los diferentes actores también enriquece al programa, ya que la información –por ejemplo para la conformación de bases de datos– es más completa y los resultados se ven optimizados.
HERRAMIENTAS INFORMÁTICAS
Hoy por hoy es difícil imaginar un área de producción que pueda mantenerse al margen de los avances tecnológicos vinculados a la informática, y los investigadores del INIA encontraron la forma de sacarle jugo a esas potencialidades. En ese sentido, uno de los productos del Programa Nacional de Investigación en Producción Forestal del INIA es el sistema de apoyo a la gestión (SAG), destacado por el director del equipo de científicos.
Se trata de herramientas informáticas basadas en modelos de crecimiento forestal, que aportan información y alternativas para la toma de decisiones de forma anticipada.
El ingeniero agrónomo forestal Andrés Hirigoyen forma parte del equipo de investigadores del programa. Es profesor en Ciencias Biológicas y actualmente cursa la maestría en Bioestadística. Hirigoyen informó a Forestal que los SAG están basados en modelos empíricos de simulación de crecimiento, que permiten comparar manejos y sitios alternativos desde el punto de vista productivo y económico.
Gracias a estas herramientas es posible realizar proyecciones de crecimiento, producción y simulación de distintos manejos. De esta manera se pueden conocer escenarios de máximos y de mínimos, y como consecuencia realizar evaluaciones de riesgo, explicó el investigador.
Surgieron como una necesidad del propio sector e impulsadas por la posibilidad de aprovechar las bases de datos locales. Hoy permiten planificar la producción y prever escenarios que optimizan el desarrollo forestal.
«Es de prever que todas las unidades de planificación de las empresas forestales hagan uso de la herramienta (SAG), ya sea para su planificación o para cotejar sus modelos de rendimiento». Andrés Hirigoyen.
Las primeras herramientas de este tipo en INIA fueron desarrolladas por el ingiero agrónomo Ricardo Methol, quien trabajó con Eucalyptus grandis en 2003, E. globulus en 2006 y eucalipto para pulpa en 2008, informó Hirigoyen.
Además de los sistemas generados para eucaliptos desarrollados por Methol, el investigador señaló que recientemente se ajustó un SAG para Pinus taeda creado conjuntamente con la ingeniera agrónoma Cecilia Rachid.
En un principio estaban integrados por softwares programados en lenguaje VisualBasic para aplicaciones, pero luego –dada su utilidad y demanda– se realizó un cambio de plataforma para que pudiera ser utilizada en cualquier sistema operativo y con una mejor accesibilidad.
Actualmente los investigadores están actualizando esta herramienta, empleando bases de datos más extensas y metodologías estadísticas actualizadas. Es que, quienes trabajan en los SAG, tienen claro que estos sistemas requieren modificaciones permanentes y actualizaciones para optimizar su uso.
Hirigoyen informó que los SAG están disponibles en la plataforma web de INIA, con el único requisito de registrarse para obtener usuario y contraseña. «Esta plataforma web permite a INIA mantener una comunicación fluida con los usuarios de la aplicación para el intercambio de información, consultas, etc., resguardando a aquellos con políticas de seguridad muy claras y sólidas, favoreciendo además la disponibilidad inmediata para los usuarios de las actualizaciones y mejoras que se realicen en las aplicaciones», afirmó el investigador.
«Es de prever que todas las unidades de planificación de las empresas forestales hagan uso de la herramienta (SAG), ya sea para su planificación o para cotejar sus modelos de rendimiento». Andrés Hirigoyen.
Hirigoyen dijo que es de prever que todas las unidades de planificación de las empresas forestales hagan uso de la herramienta, ya sea para su planificación como para cotejar los modelos de rendimiento. «En especial es muy útil para pequeños y medianos productores que no disponen de una base de datos propia», agregó.
Hirigoyen explicó que la potencialidad más directa de la herramienta –y en la cual ya se está trabajando– es el «desarrollo de un modelo o paquete que permita la simulación multipredial. Vale decir, conectar el SAG con algún sistema de información geográfico».
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