Editorial: Puesta a punto

Por Miguel Helou, gerente general de la SPF
Estamos cerrando un año particularmente desafiante para la sociedad uruguaya, así como para el sector forestal. En un panorama de mercados inciertos y caída de precios, nuestro sector fue capaz de sostener los niveles de actividad y empleo.
A pesar de la magnitud del impacto y la persistencia de estos desafíos, queremos destacar la respuesta del sector forestal, que fue capaz de adaptar sus procesos de trabajo y operación en breve tiempo para sostener su actividad. La resiliencia así evidenciada nace del modelo de producción de nuestro sector, orientado a la producción sostenible considerando las dimensiones económica, social y ambiental.
Este carácter distintivo de nuestra actividad forestal está certificado por normas internacionales –FSC y PEFC– que auditan anualmente nuestros procesos y operaciones para asegurar dicha sostenibilidad.
Además, la forestación ha sido capaz de integrarse con otras actividades como ganadería y apicultura, con importantes sinergias y beneficios para los productores involucrados. La forestación ofrece un ambiente ideal para la producción apícola, beneficiando a cientos de productores de este rubro. Asimismo, tanto en predios forestales como en los establecimientos ganaderos que han incorporado la forestación como un segundo rubro, el desempeño del negocio ganadero se ve potenciado por el efecto de la sombra, el abrigo y la mejora del bienestar animal.
Nuestra actividad se ha desarrollado privilegiando los esquemas asociativos con productores, a los que aporta ingresos importantes, diversificación de negocios y mitigación de riesgos. De esta manera se contribuye efectivamente a la sostenibilidad de las unidades productivas rurales, así como a sostener población en la campaña y su entorno.
Si visualizamos el impacto a nivel ambiental, la investigación científica ha mostrado que nuestra actividad posee efectos claramente benéficos en la preservación y mejora de suelos, siendo las tierras forestales las que han presentado mejora en el recurso tierra.
En cuanto a biodiversidad, si analizamos las cuencas forestales a nivel de unidades de paisaje, no se presentan impactos significativos pre y post implantación de la forestación.
Respecto al agua, los estudios realizados a nivel de cuencas muestran que no existen diferencias significativas en la infiltración y disponibilidad de agua a nivel de reservorios subterráneos si comparamos zonas forestadas con campos naturales.
Estos logros son resultado tanto del trabajo y capacidades del sector, como de un conjunto de reglas de juego claras y previsibles en el largo plazo. El desarrollo de la actividad forestal necesita sostener ese marco claro, alineando la política nacional con la departamental. Para ello también se requiere de un liderazgo único y donde el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca tiene un rol decisivo a jugar.