• Sábado 27 de diciembre de 2025

Desayuno Forestal 2025: Del presente robusto a nuevos horizontes

La Ley Forestal cumplió 38 años en 2025 y su legado se mide ahora en millones: de dólares en exportaciones, de hectáreas forestadas, de contribuciones fiscales. Pero también en algo menos tangible: personas que encontraron empleo de calidad cerca de casa y comunidades que volvieron a crecer. El Desayuno Forestal 2025, organizado por la Sociedad de Productores Forestales, se propuso dimensionar ese impacto y anticipar los desafíos de un sector que tiene aún mucho por crecer.

Hace casi cuatro décadas, Uruguay apostó por la forestación sin imaginar que aquellos primeros plantines se convertirían en pilar del desarrollo nacional. Hoy sostienen 46.000 empleos, representan casi el 6% del PBI y transformaron comunidades del interior profundo. En el Desayuno Forestal 2025, organizado por la Sociedad de Productores Forestales el 18 de noviembre, autoridades y técnicos del sector se reunieron para medir el presente y proyectar el futuro de esta industria. El mensaje fue claro: el árbol que Uruguay plantó en 1987 sigue creciendo.

La presidenta de la SPF, Ing. Agr. Lucía Basso, abrió la jornada destacando que la forestación uruguaya es fruto de una política de Estado que lleva casi 40 años. “Desde aquella semilla que plantamos con la Ley Forestal 15.939 en 1987, lo que vino fue una apuesta estratégica, un compromiso de largo plazo y una visión que superó todos los gobiernos de turno”, afirmó. Basso subrayó que el sector genera más de 40.000 empleos, lidera las exportaciones de bienes del país y certifica el 90% de sus plantaciones bajo estándares internacionales.

La ingeniera hizo hincapié en que el futuro del sector no se limita a la producción tradicional de madera y papel. “Hablamos de biotecnología, de energía, de industria textil, química verde y economía circular”, explicó, para después mencionar ejemplos concretos como la producción de fibras textiles a partir de celulosa, biocombustibles, envases biodegradables y la captura de carbono. “La madera no solo construye o genera productos papeleros. También viste, transporta, alimenta, energiza e innova. Y lo mejor: lo hace en forma renovable, sostenible y con base en nuestros propios recursos”, sintetizó.

RADIOGRAFÍA SOCIAL DEL SECTOR

El primer bloque del Desayuno Forestal inició con la presentación de los resultados del estudio “Evaluación del impacto socioeconómico de la Cadena Forestal Maderera”, encargado por el Centro Tecnológico Forestal Maderero (CTFM) a Equipos Consultores.

El trabajo ‒presentado por María Julia Acosta y Gastón Díaz, de Equipos Consultores‒ comparó departamentos con alta y baja incidencia de la cadena forestal, revelando indicadores socioeconómicos superiores en las zonas forestales. La capacidad de ahorro de los hogares, la confianza interpersonal y la percepción de felicidad son mayores en estos departamentos. Un dato particularmente significativo es que el 40% de los hogares en regiones con alta incidencia forestal tiene o tuvo algún integrante trabajando en el sector.

En cuanto al arraigo, el estudio mostró que en localidades de menos de 5.000 habitantes más personas desean que sus hijos continúen viviendo en la zona, comparado con departamentos sin presencia forestal. “Tres de cada cuatro personas en zonas de alta incidencia creen que sus hijos van a estar mejor cuando tengan su edad”, destacó Gastón Díaz, relacionando este dato con la movilidad social ascendente.

El empleo apareció como el factor de impacto más reconocido. El 78% de los trabajadores en departamentos forestales tiene empleo estable, frente al 64% en zonas sin forestación. En el litoral, donde la actividad está más consolidada, esta cifra alcanza el 90% entre trabajadores directos del sector. “No solamente la dimensión económica del empleo es relevante”, explicó María Julia Acosta, “el vínculo comunitario, el apego a la comunidad y la evaluación en términos educativos también han sido importantes”.

Entre los desafíos identificados, el estudio señala una brecha en la oferta formativa: mientras existe capacitación de avanzada en digitalización e inteligencia artificial, falta formación para oficios que demandan niveles educativos más básicos.

VOCES DESDE EL TERRITORIO

El Desayuno Forestal continuó con una mesa de diálogo sobre el impacto territorial y social de la forestación desde el sector privado. Para ello se convocó a la presidenta de la Fundación UPM, Magdalena Ibáñez; la gerenta de Recursos Humanos de Lumin, Mara Pisano; y a la mánager de Sostenibilidad de Montes del Plata, Marina Flores.

Las tres referentes empresariales coincidieron en que la sostenibilidad del negocio forestal requiere comunidades sólidas y activas. “Generamos empleo de calidad en el interior del país. Es muy importante tener comunidades fuertes que se puedan sumar a la cadena de valor”, dijo Ibáñez. Como ejemplo destacó que la Fundación UPM ha entregado 3.700 becas de capacitación a docentes del interior contemplando el derrame multiplicador que tiene un educador calificado. “La calidad y formación del docente redunda en los rendimientos académicos de los alumnos. Es un hecho comprobado”, dijo.

En esa misma línea, Pisano resaltó la relevancia de aportar al crecimiento de las comunidades a través de proyectos que integren necesidades reales de la población para que luego estos puedan continuar orgánicamente. Como ejemplo, mencionó el Centro Cerca en Tacuarembó, una alianza público-privada de la que forma parte Lumin que capacita a personas en reanimación cardiopulmonar (una necesidad tanto de la empresa como de las comunidades). Para Pisano, es clave “juntar otras organizaciones tanto del Estado como privados para poder llevar adelante proyectos y que después estos también puedan seguir solos; porque, como decimos siempre, los fondos son finitos y no infinitos”.

Por otro lado, Flores, de Montes del Plata, profundizó en el programa Ruta del Hongo, que transformó la recolección informal de hongos en los bosques en una actividad económica formal. “Pasamos de 250 familias recolectoras en 2019 a 450 familias actualmente, y de nadie que agregara valor a 50 emprendimientos que procesan y comercializan hongos”, detalló. La zona de recolección del proyecto también se expandió desde Paysandú a Río Negro y Tacuarembó, convirtiéndose en parte de la identidad local.

Las tres panelistas coincidieron en que el sector debe seguir trabajando en la empleabilidad femenina y en el desarrollo de pequeños proveedores locales.

MIRADA DESDE EL GOBIERNO
El secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez participó del último bloque del Desayuno Forestal para dar a conocer la postura del gobierno frente al sector. “Este es uno de los ejemplos más exitosos de política de Estado en Uruguay”, arrancó diciendo, “poca gente duda sobre la importancia de la cadena forestal, lo que ha impactado en la economía del país y en el desarrollo territorial”.
Sin embargo, el secretario de Presidencia reconoció que existe una idea distorsionada en la opinión pública sobre el espacio que ocupa la forestación en el territorio. “Hay una percepción ciudadana de que estamos rodeados de árboles y que el Uruguay entero se ha llenado de macizos forestales, que no es la realidad objetiva”, señaló. Para hacerle frente a esta situación, añadió, es necesario generar discusiones basadas en evidencia.
El jerarca también hizo referencia a la estabilidad regulatoria que se reclama desde el lado de los privados. “No van a tener ningún tipo de modificación que genere un cambio de reglas de juego a un sector que ha crecido de esta manera tan importante”, dijo. Sánchez fundamentó esta posición en tres pilares: el convencimiento del sistema político, la importancia estratégica del sector y su visión de largo plazo.
No obstante, el secretario de Presidencia aclaró que “eso no quiere decir que no se mejore la regulación y la legislación”. En ese sentido, reconoció que a lo largo del tiempo se han sumado mayores exigencias y controles, y que el gobierno tiene claro que se trata del rubro “más regulado de la actividad económica del país” y que este “es un reclamo del sector”, pero que esto no ha sido “un obstáculo para seguir creciendo”.
Finalmente, al referirse a las proyecciones de crecimiento de 500 mil hectáreas presentadas por Exante durante el evento, Alejandro Sánchez llamó a redoblar la apuesta. “Vamos por un millón más si tenemos espacio para crecer”, dijo. Sin embargo, reconoció que esto implica preparar al país en infraestructura vial, portuaria y logística, incorporando conocimiento y digitalización.

LOS NÚMEROS DEL PRESENTE

El siguiente bloque del Desayuno Forestal estuvo a cargo de la socia de Exante, Florencia Carriquiry, quien presentó un nuevo análisis económico del sector forestal uruguayo. ¿El foco? Vislumbrar el potencial de desarrollo hacia 2030 y más allá.

Como punto de partida, Carriquiry optó por mostrar la actualidad de la actividad. Explicó que, en 2024, la cadena forestal generó un valor bruto de producción de 4.100 millones de dólares. De estos, 3.000 millones correspondieron a exportaciones (23% del total exportado por Uruguay) y 1.100 millones a ventas en el mercado doméstico. El valor agregado directo alcanzó los 2.700 millones de dólares, y sumando efectos indirectos e inducidos, la contribución al PBI llegó a 4.700 millones de dólares. Esto corresponde al 5,8% del Producto Bruto Interno.

“Hace cinco años el impacto del sector llegaba a poco menos de 4 puntos del PBI. Hoy estamos en casi 6 puntos”, comparó Carriquiry, quien le atribuyó el crecimiento principalmente a la tercera planta de celulosa y la continua expansión de la superficie forestal, que superó 1,1 millones de hectáreas.

En materia de empleo, dijo, el sector genera directamente 23.200 puestos de trabajo, con un salario promedio de 33.600 dólares anuales brutos. Esto es un 50% superior al promedio del sector privado uruguayo (22.000 dólares). Si se consideran efectos indirectos e inducidos, el sector da soporte a casi 46.000 empleos en la economía, representando el 3% del total de ocupados en el país.

La distribución del empleo directo muestra que 11.000 puestos están en la fase industrial, 9.000 en actividades primarias (viveros, silvicultura y operación forestal) y 3.700 en transporte. “Son empleos de alta calidad, bien remunerados, estables y formales”, enfatizó la economista.

La contribución fiscal también es significativa. Si se consideran impuestos directos (como Patrimonio, IRAE, IRPF) y contribuciones a la seguridad social, el sector aporta 340 millones de dólares de forma directa, cifra que asciende a 715 millones al incluir efectos indirectos.

POTENCIAL DE CRECIMIENTO

En una segunda instancia, la socia de Exante presentó un ejercicio prospectivo que contempla el crecimiento de la superficie forestal de 1,1 millones de hectáreas actuales a 1,5 millones; es decir cerca de 500.000 hectáreas más. Carriquiry aclaró que se trataría de un escenario conservador, considerando que “Uruguay tiene 4 millones de hectáreas de prioridad forestal según la ley, y hay espacio adicional en suelos de aptitud forestal”.

Bajo este escenario, las exportaciones podrían superar los 4.300 millones de dólares, el valor agregado alcanzaría 6.800 millones (8,5% del PBI) y el empleo total asociado llegaría a 65.000 puestos. “Estamos hablando de dos puntos más de contribución al PBI” y “un aumento del 50% en los empleos y más de 600 millones adicionales en remuneraciones”, sintetizó.

La comparación internacional refuerza el potencial. Aunque Uruguay ocupa menos del 7% de su superficie productiva con forestación, el impacto económico relativo del sector es muy superior al de economías con mayor área forestal. “Con un porcentaje relativamente bajo de superficie, los impactos que genera son muy relevantes, mayores que los observados en otros países de larga tradición forestal”, destacó Carriquiry.

VISIÓN ESTRATÉGICA

El cierre del evento estuvo a cargo del secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, y el vicepresidente de la SPF, Francisco Bonino. Cada uno compartió su mirada sobre el sector forestal desde la política y la gremial empresarial, respectivamente. Por el lado del gobierno, Sánchez lanzó un mensaje de respaldo al sector y una visión estratégica sobre el rol de esta actividad en el desarrollo nacional [ver recuadro].

Por su parte, Bonino se centró en el camino a seguir. Destacó que, si bien la superficie forestal creció a un promedio del 2,7% anual desde los años 2000, en la última década el ritmo se desaceleró significativamente. “Estamos viviendo hoy de los bosques que plantamos hasta mediados de los 2000. De ahí para acá, Uruguay ralentizó mucho su tasa de creación de bosques”, advirtió.

Para alcanzar las 500.000 hectáreas adicionales proyectadas, Bonino identificó requisitos clave: consenso nacional sobre el crecimiento del sector, reglas claras y estables en el tiempo, agilización de procesos burocráticos (especialmente ambientales), inversión en infraestructura y facilitación del establecimiento industrial.

En este último punto fue especialmente crítico: “Hoy en Uruguay es muy difícil instalar una industria”. Mencionó dos obstáculos concretos: la complejidad para transformar padrones rurales en industriales y las exigencias para obtener asignación de energía eléctrica. “El planteo no requiere subsidios, requiere simplificar, hacer más fácil el funcionamiento como sociedad”, aclaró.

El Desayuno Forestal 2025 dejó en claro que el sector forestal uruguayo ha consolidado su rol como motor del desarrollo económico y social del país. Los estudios presentados dimensionan una contribución que va más allá de las cifras macroeconómicas, generando arraigo, empleo de calidad y oportunidades en comunidades del interior históricamente postergadas. ¿El desafío? Seguir creciendo de manera sostenible apoyándose en el consenso político, inversiones adecuadas en infraestructura y simplificación de procesos.

Compartimos algunas postales del evento:

Compartimos el video del evento:

martes 23 de diciembre de 2025