Estudio Comas
  • Domingo 18 de mayo de 2025

Al rescate del Eucalyptus globulus

Por Mauricio Erramuspe

A partir de un problema sanitario que afecta a una especie relevante para el sector, se generó un ensayo científico en un predio comercial que muestra el valor de la sinergia entre investigación y producción forestal. El INIA y la empresa FAS trabajan en colaboración para mejorar la resistencia de los árboles al hongo Teratosphaeria nubilosa y al mismo tiempo con el objetivo de generar conocimiento.

El Eucalyptus globulus llegó a ser la especie más plantada en la forestación uruguaya. Sus rendimientos y el valor de la madera, tanto en la exportación como en las plantas de celulosa locales, lo hacen una buena opción.

Sin embargo, en el año 2007 comenzó a ser afectado por un hongo que se conoce como Teratosphaeria nubilosa, que produce una mancha foliar que debilita los árboles y disminuye severamente los rendimientos. No se sabe exactamente por qué ingresó ese agente, aunque se supone que como la mayoría de las patologías llegó por el comercio y el movimiento turístico.

La afectación es tan grande que en muchas replantaciones ya se opta por otras especies más resistentes.

A partir de ese problema, desde el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) se comenzó a trabajar en la forma de incrementar la resistencia de los ejemplares ante este agente. Y estos ensayos se hacen en convenio de cooperación técnica con la empresa Forestal Atlántico Sur (FAS) en predios del departamento de Rocha y Lavalleja.

Gustavo Balmelli, ingeniero agrónomo del INIA, explicó que desde el inicio del programa forestal, la mayoría de los ensayos se hacen en predios productivos. Es que el INIA tiene solo terrenos en Tacuarembó para este programa, y para cubrir las distintas zonas y plantaciones debe recurrir a la cooperación con empresas forestales.

Concretamente este convenio con FAS “es un proyecto de mejoramiento genético en Eucalyptus globulus por resistencia a la mancha foliar”, explicó Balmelli.

La empresa cede el terreno con el suelo ya preparado para la producción comercial. El INIA instala el ensayo y luego la empresa hace el mantenimiento como si fuera un establecimiento comercial.

Hasta el día de hoy en las estadísticas de la Dirección General Forestal del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), esa especie figura como una de las más plantadas en el país. Sin embargo, en los últimos años es que se ha ido sustituyendo en las plantaciones que se cosechan, que se replantan con otra especie. Aún no se sabe en cuántas hectáreas se ha reducido la cobertura del Eucalyptus globulus. “En los hechos era la especie más plantada, hoy en día no lo sabemos exactamente”, dijo Balmelli. “Hay pocas plantaciones nuevas con E. globulus”, agregó.

La razón por la que es –o era– la especie más plantada es que tiene una madera excelente para la producción de celulosa que alcanza los mejores precios de exportación. Tiene gran demanda en varios países y al poder exportarse a un valor alto, eso permite mejorar el precio de referencia también en el mercado local.

Pero la aparición de este hongo complica esa opción ya que el E. globulus es especialmente sensible a él. “La enfermedad es tan severa en esta especie que si se siguen plantando materiales susceptibles la producción baja muchísimo. Provoca mucha pérdida de árboles, y el volumen que se cosecha, por más que tiene un alto valor, no compensa”, señaló el especialista del INIA. Entonces, “la idea es mejorar la resistencia para que la producción sea similar a lo que era antes de que estuviera la enfermedad”, agregó.

La experiencia

La empresa cede el terreno con el suelo ya preparado para la producción comercial. El INIA instala el ensayo, como denominan a esta experiencia, y luego la empresa hace el mantenimiento como si fuera un establecimiento comercial. El INIA cada tanto tiempo hace las evaluaciones para analizar los datos y sacar conclusiones respecto a la marcha de los distintos ejemplares.

“Lo que estás evaluando son distintos lotes de semillas que son progenies, hijos del árbol del que sacaste la semilla. Son campos bastante grandes donde hay un número importante de materiales que se está evaluando y se hace a campo para que sea en condiciones comerciales. Se analizan factores como la resistencia a esta enfermedad, la velocidad de crecimiento y otros problemas sanitarios”, dijo el ingeniero agrónomo.

El objetivo final del ensayo es poder clonar ejemplares de Eucalyptus globulus que sean resistentes a un hongo que ataca a esta especie.

El objetivo del proyecto es seleccionar materiales que tengan mayor resistencia a esta enfermedad.

Después de evaluar, se seleccionan árboles que tengan muy buen comportamiento según esos criterios de evaluación, y esos ejemplares “se clonan o se intentan clonar”. La duda surge porque esa es la etapa en la que aún no se han obtenido los mejores resultados. Actualmente el ensayo está en la etapa de identificación de los mejores árboles para intentar clonarlos.

“Esos clones que se logran se van a evaluar también en campo, a través de otros ensayos que se llaman test clonales para ver si son viables comercialmente. Los ensayos son similares entre sí”, explicó Balmelli. Aclaró que a esa etapa aún no se ha llegado, pero que existe confianza en su equipo respecto a que se logrará en poco tiempo.

“Ya empezamos a clonar hace un par de años pero todavía no hemos logrado ajustar el procedimiento. Además, después que lográs el clon tenés que multiplicarlo para tener un número bastante grande de plantas. Estamos en esa etapa de multiplicación. Se supone que ya el año que viene tendríamos que estar instalando el primer test clonal. Luego, todos los años, se van instalando nuevos test con los nuevos clones que se van logrando”, señaló.

Los test clonales serán con 10 ejemplares cada uno, ya que se estima que anualmente se logrará esa cantidad. Está previsto que este proyecto siga por lo menos por cinco años más.

Balmelli es optimista en cuanto a los resultados de la experiencia, a pesar de estas complicaciones.

“Logramos obtener materiales promisorios en cuanto a la resistencia pero no hemos logrado clonarlos. Un clon para que sea comercialmente útil, para que se pueda plantar, tiene que tener muy buen enraizamiento, si no la producción de plantas se encarece muchísimo. Si uno hace 100 estacas y obtiene 20 plantas, encarece mucho la producción. Se habla de que tiene que haber al menos un 50% de enraizamiento. Eso todavía no lo hemos logrado”, explicó. “Somos optimistas de que en poco tiempo vamos a empezar a generar materiales buenos”, agregó.

“Estamos evaluando en condiciones comerciales, no de investigación que después no se ajustan a la realidad”. Gustavo Balmelli, INIA.

Desde la empresa

“A nosotros nos interesa como empresa para poder estar al tanto”, respondió Nicolás Cusano, de FAS, al ser consultado sobre las razones para que la empresa destine un predio productivo y recursos a esta experiencia junto al INIA.

Cusano afirmó que sin el hongo, el E. globulus era la especie más buscada por la producción de fibra y pulpa de celulosa que se podía obtener de ella. Esa realidad cambió radicalmente en 2007 con la aparición de este hongo, que primero ocasionó la disminución de las plantaciones y luego directamente la búsqueda de una sustitución con Eucalyptus maidenii o Eucalyptus dunnii, explicó.

“En general para todos los productores de E. globulus, sobre todo concentrados en los departamentos del sureste, Maldonado, Rocha y Lavalleja, la llegada de este hongo, a partir de 2007, cambió completamente el panorama de la producción. Al punto tal que no solamente la empresa sino que varias empresas más y productores particulares han dejado de plantar sus E. globulus y buscaron suplantarlo con otras especies”, afirmó.

Cusano habló de las dificultades que han encontrado a lo largo de la experiencia pero destacó que las investigaciones genéticas en lo forestal son a largo plazo. En ese sentido, FAS está decidida a continuar la experiencia “con la expectativa de que surja algún material clonal interesante”.

“Hay varios lados por donde poder atacar al hongo. Por un lado generar hoja adulta que es más resistente más rápidamente. Además mediante cruzamientos con otras especies también es posible disminuir la susceptibilidad de la planta”, explicó.

Investigación aplicada

Para empresas como FAS, que no tienen un departamento establecido de investigación y desarrollo, es fundamental el apoyo del INIA, afirmó Cusano. “A la empresa le sirve muchísimo ese contacto”, dijo.

El INIA aporta una visión más general, “una visión país”, que ayuda a las empresas a irse nutriendo de investigaciones que se hacen en otros lugares. “Para nosotros es una forma de poder seguir manteniéndonos al tanto, actualizados, y tratar de seguir buscando nuevas soluciones de su mano”, sostuvo el representante de FAS.

“Hay varios lados por donde poder atacar al hongo. Por un lado generar hoja adulta que es más resistente más rápidamente. Además mediante cruzamientos con otras especies también es posible disminuir la susceptibilidad de la planta”, explicó.

 “Para nosotros es una forma de poder seguir manteniéndonos al tanto, actualizados, y tratar de seguir buscando nuevas soluciones de su mano”, sostuvo el representante de FAS.

En ese sentido también es fundamental la información que se comparte a nivel de la Sociedad de Productores Forestales (SPF) para lograr éxitos ante los problemas de sanidad. “Cada uno desde su campo, desde su realidad productiva puede ir generando investigación y  conocimiento”, dijo Cusano.

Un contacto entre empresa y academia que tiene mucho para rendir. Al punto que Balmelli lo cataloga de “imprescindible”. “Disponer de predios en todos los sitios forestales tiene la ventaja de que lo hacemos con la silvicultura que utiliza la empresa y con el manejo que hace. Esto asegura que lo que estamos evaluando lo estamos haciendo en condiciones comerciales, no en condiciones de investigación que después no se ajustan a la realidad”, explicó.

Del otro lado, la empresa es consciente de la ventaja que tiene el estar viendo los resultados de primera mano. Cuando se planta un ensayo de evaluación de especie o de fuente de semillas, por ejemplo, la empresa donde se instaló el ensayo es la primera en ver los resultados.

“Las líneas de investigación de INIA necesariamente tienen que estar orientadas a solucionar problemas concretos del sector”. Gustavo Balmelli, INIA.

“Para las empresas generalmente es positivo y siempre están dispuestas a colaborar, principalmente cuando es en apoyo operativo, logístico. Sería bueno poder tener mayor relación en cuanto a que las empresas pudiesen definir cuáles son sus necesidades; si bien en INIA está previsto, muchas veces no participa todo el abanico de empresas. Y muchas veces cuando son pocas las empresas interesadas se tiende a sesgar los temas de investigación. Sería bueno tener una mayor interrelación para que las líneas de investigación estén bien orientadas a las necesidades del sector”, sostuvo Balmelli.

Eso está en la definición de la tarea del organismo, dijo. “Las líneas de investigación de INIA necesariamente tienen que estar orientadas a solucionar problemas concretos del sector”, concluyó.

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jueves 01 de diciembre de 2016