En las suaves ondulaciones de Lavalleja, donde los montes de pino y eucalipto pintan el paisaje de verde intenso, Walter Calcerrada ha escrito su vida. A sus 46 años, es el retrato vivo de una transformación: pasó de ser el hijo que acompañaba a su padre en sacrificadas faenas forestales a convertirse en el contratista forestal que dirige dos empresas, tiene a 150 personas a su cargo y opera en múltiples departamentos de Uruguay.