• Miércoles 19 de marzo de 2025

Madera de corazón

Por Valeria Tanco

Un equipo de docentes y estudiantes de la universidad ORT con empuje, ambición y conocimientos. Una empresa social, Ñandé, con know how, investigación y experiencia. La sinergia entre ambos hizo que, con una casa de madera, Uruguay fuera campeón del mundo.

En abril de 2014, el docente y arquitecto Eliseo Cabrera tuvo la iniciativa de inscribir a la universidad ORT en el prestigioso concurso Solar Decathlon en la que sería la primera edición en tierras latinoamericanas. Nombró al proyecto La Casa Uruguaya. Desde ese momento hasta diciembre de 2015, cuando la Villa Solar abrió al público en Cali, Colombia, el camino no fue sencillo; sin embargo, por cómo se dieron los resultados y cómo describen la experiencia quienes la vivieron, fue apasionante y estimulante. Luego de la formalidad de la inscripción, el primer paso para Cabrera fue abrir un taller electivo con el objetivo final de armar el equipo interdisciplinario de estudiantes y docentes de arquitectura, ingeniería, comunicación y administración que se necesita para el exigente concurso creado por el Departamento de Energía del gobierno de Estados Unidos. Y de allí comenzar a trabajar en el diseño de un modelo de casa sostenible y eficiente que funcionara únicamente a partir de energía solar, y al mismo tiempo en el armado del proyecto, ya que para la primera etapa de selección no solo se evalúa el diseño sino también, entre otros rubros, la viabilidad económica. De 30 equipos que se presentaron de universidades de todo el mundo, La Casa Uruguaya quedó seleccionada entre los 15 que participarían del Solar Decathlon América Latina y el Caribe 2015. «Hay varias condiciones sine qua non para que el proyecto se haya hecho realidad. Una de ellas es el equipo, con un grado de entrega, responsabilidad y compromiso que es un diferencial y se vio desde el primer día. Otra de ellas es mi universidad, que hasta dio un gran apoyo económico para materializar la ida a Colombia cuando se nos cayeron sponsors. Y otra es nuestro compañero de ruta, la empresa Ñandé. Sin Ñandé no era posible ni siquiera clasificar. Es una empresa que se dedica a la construcción de viviendas de madera de interés social y que tiene un perfil bajísimo, de subsuelo», dice Cabrera.

Tras un año y medio de trabajo e investigación y una competencia difícil y exigente con otros 14 equipos universitarios de diversos países, La Casa Uruguaya fue la ganadora del Solar Decathlon Latinoamérica y el Caribe 2015. El prestigioso concurso creado por el gobierno de Estados Unidos busca promover el uso de energía solar a nivel doméstico.

SOCIA IDEAL

Antes de seguir con La Casa Uruguaya, hablemos de otro prototipo de vivienda, también de origen educativo, que fue el punto de partida de Ñandé. Ubicada en la zona de la cuenca de Casavalle, la Escuela de Oficios Don Bosco, del Movimiento Tacurú Salesianos, ofrece una formación integral, social y en oficios, gratuita, de tres años de duración, destinada a adolescentes de entre 12 y 15 años al momento de inscribirse y que tengan primaria completa. Los docentes de carpintería, uno de los cursos de oficios que se dictan allí, tuvieron la inquietud de desarrollar «algo productivo, pero que a la vez hiciera un aporte a la vivienda de los alumnos de la escuela. La escuela, si bien tiene un convenio con INAU que financia gran parte, era una obra deficitaria por naturaleza, por ser una institución privada que no les cobra a los alumnos. Nuestra búsqueda era cómo financiar la escuela con algo que pudiera producirse», explica Diego De Angelis, uno de los docentes de carpintería y gerente de producción de Ñandé. El producto elegido fue una casa de madera, que se terminó de construir en 2007 y que hasta hoy permanece en el predio de la escuela.

Al poco tiempo de iniciado el proyecto La Casa Uruguaya, el equipo de docentes y estudiantes de universidad ORT convocó a la empresa Ñandé, que aportó su conocimiento y experiencia en construcción en madera.

El prototipo de vivienda resultó ser el comienzo de una empresa independiente del centro educativo. «Tenemos la certeza de que para poder educar en oficios es necesario tener vínculos con lo productivo, con el mundo real. Pero esos vínculos tienen que ser cuidados. Ahí es donde el proyecto entró en una etapa más germinal, de ver qué forma empresarial tendría», dice el gerente general de Ñandé, Sebastián Ugarte.

La forma empresarial elegida estuvo acorde a los objetivos. El primero, claramente, era crear un espacio de formación práctica, que diera oportunidad a jóvenes de contexto crítico, que Ñandé materializa en un convenio educativo laboral con el Movimiento Tacurú para el montaje de las casas que produce y también en ir incorporando, en la medida de lo posible, a jóvenes a su nómina estable. Al mismo tiempo, Ñandé se propuso «investigar para plantear soluciones para el tema de la vivienda en Uruguay, desde la cadena de valor maderera, pero con una pata fuerte en la necesidad de la gente. Tratando de generar investigación aplicada, cosas que se pueden hacer, aprender de los errores. Hay recursos que se invierten en investigar». A través de la investigación y la práctica, y desde 2007 a esta parte, Ñandé ha producido en serie y construido viviendas de madera. Si bien en el arranque del proyecto recibió un capital de una fundación suiza a través de la Procura Salesiana de Suiza, hoy es una empresa rentable cuyo 100% accionario pertenece a los salesianos y cuyas ganancias se dividen, por estatuto, 80% para la Escuela de Oficios Don Bosco y 20% para otras obras sociales salesianas que incluyan capacitación para el trabajo.

“Tenemos la certeza de que para poder educar en oficios es necesario tener vínculos con lo productivo, con el mundo real. Pero esos vínculos tienen que ser cuidados. Ahí es donde el proyecto entró en una etapa más germinal, de ver qué forma empresarial tendría”. Sebastián Ugarte, empresa Ñandé.

DEL MISMO PALO

Volviendo al Solar Decathlon, los equipos diseñan sus casas solares sostenibles y eficientes en sus respectivos centros de estudio, en sus países de origen. Luego las trasladan en partes y desarmadas al lugar donde se realice el concurso (La Casa Uruguaya viajó en barco en dos contenedores a Cali) y allí, en la denominada Villa Solar, tienen un tiempo determinado para construirlas. Finalmente, durante 12 días, los equipos deben hacer «funcionar» las casas y someterlas a 10 pruebas, evaluadas por jurado o por puntaje de monitoreo, al mismo tiempo que las abren al público general. Más allá de que para lograr el primer premio obviamente La Casa Uruguaya tenía virtudes y diferenciales en varias de las categorías, por ejemplo un sistema de refrigeración nocturno innovador, a los fines de este artículo nos centraremos en la utilización de la madera para su construcción.

«Elegimos la madera como material porque tiene enormes ventajas. Especialmente para una construcción de este tipo que tiene que ser armable y desarmable, liviana por el traslado y que por reglamento no puede tener cimientos. La madera es un material amigable con el medioambiente, orgánico y que está muy avanzado en nuestro país, gracias a la política forestal. Tiene una muy buena tecnología, está industrializada. Hay ensayos, se puede calcular estructuralmente», enumera Cabrera. El docente y arquitecto, quien además es consultor en arquitectura bioclimática y energía solar térmica, confiesa: «Antes de este proyecto no tenía ni idea». Quien sí tenía más que «idea» sobre madera era otra integrante de La Casa Uruguaya, la arquitecta y magister en Construcción en Madera, Laura Moya. Ella sugirió a Ñandé como socio empresarial para el proyecto. Cabrera dice que gracias a Moya, «dimos con una empresa que tenía un sistema en madera desarrollado y probado, que construye viviendas, con una línea de producción ya resuelta, con un bagaje técnico aprendido desde lo pragmático». Y así, dos proyectos muy distintos entre sí, pero que parten de iniciativas educativas y tienen a la madera como base, unieron fuerzas para, desde lo teórico primero y luego en la práctica, materializar La Casa Uruguaya.

ENTRAMADO HUMANO

Desde el punto de vista estrictamente constructivo, La Casa Uruguaya está conformada en su caja por el desarrollo industrial de Ñandé; más una segunda piel de varillas de madera que busca una mayor adaptabilidad climática para el ahorro y la eficiencia energética y fue desarrollada por el equipo de universidad ORT.

“Elegimos la madera porque tiene enormes ventajas, en sí misma y a nivel del concurso. Es un material amigable con el medioambiente, orgánico y liviano; está muy avanzado en nuestro país, tiene una muy buena tecnología y está industrializado”. Eliseo Cabrera, docente del equipo de La Casa Uruguaya.

Las casas que produce Ñandé parten del sistema de construcción en seco llamado de entramado ligero o wood framing. Para simplificar, los cimientos y el contrapiso son de material, la estructura es de montantes de madera y las paredes son, siempre y cuando no sean compartidas entre viviendas (en esos casos se exige que sean de material), de paneles de madera. Ñandé estandarizó y armó una cadena de montaje en su taller para la mayor parte de la casa. «El taller nos permite no depender de una mano de obra que no tenemos, de carpintería especializada de obra, y también nos permite fabricar rápidamente con toda la madera cortada previamente, con moldes y en una cadena de montaje, y después montar rápido la casa. O sea que nos da estandarización, velocidad de fabricación y de armado», explica De Angelis. Y Ugarte agrega: «La gracia de este tipo de  sistemas es que cuando diseñás, lo hacés en base al sistema, modulás en base a él. Te permiten racionalizar los procesos, lo que es fundamental cuando pretendés trabajar en vivienda social». «Y cuando pretendés trabajar con mano de obra que no está especializada y está en capacitación», aporta De Angelis.

“Con un muro de 14 centímetros de madera lográs un mejor aislamiento térmico que con el doble en mampostería. Además para este último necesitás más espacio, más soporte de peso, más cimentación”. Matías Lozano, empresa Ñandé.

Antes de viajar al Solar Decathlon, el equipo de La Casa Uruguaya abrió su casa en Tres Cruces para el público general. Fue el único equipo del concurso que lo hizo. Y después, el armado en Cali, para el que viajaron cuatro integrantes de Ñandé, también «funcionó como un relojito. En dos turnos de 8 horas en un equipo de 20 personas (los otros eran de 30 personas) se armó la casa en ocho días, con gente que no tenía experiencia en construcción en madera», relata Cabrera, quien sostiene que otra de las virtudes de un sistema constructivo liviano e industrializado es aprovechar «una fortaleza del país, que es toda la experiencia de autoconstrucción y construcción comunitaria que hay en Uruguay».

SOLIDEZ SOSTENIBLE

A principios de marzo de 2016, Ñandé entregó la segunda parte de las 42 viviendas que construyó en Casavalle para el realojo del asentamiento La Manchega (en la zona del futuro Antel Arena) para el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente (Mvotma) y la Intendencia de Montevideo.

En un recorrido por una de las viviendas, guiados por De Angelis y otro integrante de Ñandé, Matías Lozano, Forestal percibió una calidez sólida, un aprovechamiento del espacio y un diseño limpio y detallista a la vez. En la construcción en madera, explicó De Angelis, hay que cumplir con la protección por diseño, esto es tener determinados recaudos y prevenciones para que sea durable y no aparezcan patologías. Contemplando el tipo de uso que tienen las viviendas de interés social, Lozano ejemplifica este aspecto en el cielorraso de yeso ignífugo que se coloca en el sector de la cocina, «para proteger de posibles incendios mientras se está cocinando». Y De Angelis aporta: «Depende del público que tengas, es la casa que hacés. Uno de nuestros objetivos es minimizar los riesgos de desencanto». Para el habitante, Ñandé entrega una hoja de manual de uso, pero los integrantes de la empresa coinciden en que no es más difícil o trabajoso cuidar una casa de madera que una de material. Y en las ventajas con respecto a la construcción húmeda, está la de la aislación térmica, algo que Ñandé investigó y consiguió optimizar. «Con un muro de 14 centímetros lográs un mejor aislamiento térmico que con el doble en mampostería. Además de que, por lo pronto, para este último necesitás más espacio, más soporte de peso, más cimentación», dice Lozano.

Tomando como ejemplo estas viviendas que Forestal recorrió, que tienen aproximadamente 60 metros cuadrados (porque tienen dos o tres habitaciones), a igual categoría y calidad, el costo es un 70% de lo que sale la misma construcción tradicional en húmedo. «Hay una idea de que la construcción en madera tiene que salir la mitad, pero en estas casas conviene gastar un poco más en la estructura y que sea más sólida. La casa de madera es una opción para nosotros, no llegamos a ella por necesidad», señala Ugarte. Un aspecto importante, tanto desde el punto de vista de la competitividad frente al sistema tradicional como desde el punto de vista de la calidad propia de la construcción, es la materia prima. «En Uruguay hay todo un trabajo de los árboles, de genética, de raleo de los montes que hacen que el eucalipto que se produce sea de buena calidad», dice De Angelis. Ñandé compra los tableros a Weyerhaeuser y la madera maciza a Urufor. Sobre este último, porque el proceso de secado del eucalipto es fundamental para su utilización en construcción, Ugarte afirma: «Es buenísimo habernos encontrado con un proveedor que nos garantice la calidad y también el volumen».

A CONSTRUIR

Tanto Cabrera de La Casa Uruguaya como De Angelis de Ñandé subrayaron a lo largo de las entrevistas que les realizó Forestal la responsabilidad. El primero, de difundir y fomentar la sustentabilidad, la eficiencia energética a nivel doméstico, la construcción responsable con el medioambiente, la inversión en ese sentido. El segundo, de la construcción comprometida y también eficiente con fines sociales, de que la cultura va a cambiar si se hacen las cosas bien.

Para que la industria de la construcción en madera se desarrolle, según Ugarte, falta también que exista normativa específica que acompase para que los técnicos se animen a proyectar en madera y que haya una oferta educativa de capacitación en construcción en madera.

«Para mí, es un paso firme detrás de un pie que estuvo bien apoyado. Llevó, lleva y llevará mucho tiempo. Hay que ir venciendo prejuicios, que las cosas vayan saliendo bien, corrigiendo lo que salió mal, yendo para atrás en lo que no es, teniendo sistemas abiertos para poder combinarlos con otros sistemas. Es desde donde nosotros vamos trabajando para que las cosas pasen».

EL FUTURO DE LA CASA URUGUAYA. A partir de mayo, la casa solar más sostenible del mundo de 2015 quedará como parte de la exposición permanente de Espacio Ciencia del LATU. Por otro lado, el laureado equipo de estudiantes y docentes que la creó está en proceso de conformar una empresa con el objetivo de producirla. «Incubados» en el Centro de Innovación de Emprendimientos de la propia Universidad ORT, comienzan a estudiar la viabilidad y a idear su organización interna empresarial. El modelo de 75 metros cuadrados, en un kit que incluye todos los materiales y los sistemas diseñados por el equipo para el Solar Decathlon, saldría 50 mil dólares en conjuntos de 40 viviendas. Pero además del producto integral, una vez que se constituya como empresa, el equipo va a diversificar su know how en distintas unidades de negocio, que van desde ofrecer los sistemas por separado –por ejemplo el de domótica mayormente pasiva que es un desarrollo propio– hasta brindar servicios de empresas de ahorro de energía (ESCO), para diagnosticar y proponer soluciones prácticas y financieras a propietarios de viviendas ya existentes.

EL FUTURO DE ÑANDÉ. La empresa social está comenzando a trabajar con el Plan Juntos, ahora en la órbita del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medioambiente (Mvotma), para prefabricar en madera los segundos pisos de casas cuya planta principal se van a hacer por autoconstrucción de los futuros usuarios. Por otro lado, ya hay otros realojos planificados por la intendencia de Montevideo y el Mvotma, además de perspectivas de trabajo con otras intendencias departamentales en realojos por zonas inundables y también diversos trabajos con particulares.

 

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miércoles 01 de junio de 2016

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