• Jueves 23 de noviembre de 2023

Pandemia generó oportunidad para exportar pino a China

Bien dicen que cuando una puerta se cierra, una ventana se abre. En medio de la incertidumbre generada a escala mundial por la pandemia, el bloqueo de fronteras y mercados internacionales por cuarentenas obligatorias generó una oportunidad para que la exportación de rolos de pino a China desde el puerto de Montevideo tuviera un repunte. ¿Cómo pasó y qué viene a continuación?

Junto con una pandemia, la COVID-19 desató una tormenta económica a escala mundial: mercados enteros paralizados, caídas de sectores comerciales y hasta planes de rescates financieros internacionales. Entre tanto viento enrevesado, alguna ráfaga terminó soplando en nuestra dirección. Ese es el caso de la exportación de rolos de pino desde nuestro país hacia el continente asiático: debido a la paralización obligada de Nueva Zelanda, en Uruguay reflotó un negocio que había estado de capa caída desde el año pasado.

La exportación de rolos de pino hacia China despegó en nuestro país en 2017, pero para la segunda mitad de 2019 había dejado de ser rentable. Una importante baja en los precios de venta de la madera (alrededor del 30%) hizo de las suyas y ocasionó que la gran mayoría de las empresas uruguayas vinculadas a este negocio dejaran de mandar barcos a Asia. El movimiento del pino quedó en stand by. “Cuando, alrededor de diciembre del año pasado, el precio y el mercado habían empezado a repuntar, surgió el problema de la pandemia. China estaba literalmente cerrada y volvió todo para atrás”, explica Gabriel Martino, director de Idalen, compañía forestal que se inició en Paysandú y que tiene en esta una de sus principales líneas de negocio.

China es el destino por excelencia de esta madera utilizada en la industria de la construcción para hacer encofrados (moldes) para hormigón. Sin embargo, cuando la cuarentena en China empezó a aflojarse, el monstruo asiático necesitaba madera y su principal proveedor, Nueva Zelanda, acababa de cerrarse por la pandemia. El viento, entonces, viró y sopló a nuestro favor. “Por el tema del coronavirus, Nueva Zelanda decretó una cuarentena total estricta que paró todas las actividades fores – tales y portuarias, entre otras. Eso dio pie para que China saliera a comprar a Uruguay y, creo yo, también a algún otro proveedor. Esto nos permitió mejorar un poquito las condiciones de venta, los precios”, señala Martino.

120 dólares por m³ es el precio promedio de los últimos cinco años para la madera de pino exportada

En esta coyuntura, el negocio se reactivó y unas cinco empresas uruguayas empezaron a cargar barcos nuevamente. En el caso de Idalen, los envíos aumentaron en frecuencia, ya que ellos no habían parado la actividad a pesar de los desbalances en la ecuación de 2019. Esta decisión empresarial de seguir exportando fue parte de una estrategia comercial para no incumplir compromisos que ya tenían asumidos y seguir fortaleciendo una reputación que les permitiera estar bien posicionados en el mercado cuando la ecuación económica mejorara.

¿QUÉ TOCA AHORA?

Al cierre de esta nota aún quedaba una semana para que Nueva Zelanda dejara el nivel 4 de clausura de emergencia impuesta, disminuyera ciertas restricciones y el sector forestal volviera a operar. ¿Qué pasará, entonces? “Tendremos que observar cómo se va a posicionar Nueva Zelanda en el mercado chino cuando abra nuevamente para ver cómo seguimos”, afirma Martino. Esto se debe, básicamente, a que el país oceánico es el proveedor natural de China en este negocio: la cercanía geográfica, su tradicional sector forestal y el ser el principal productor de este tipo de madera a nivel mundial le dan la ventaja. “En Uruguay somos tomadores de precio, quien fija el precio es Nueva Zelanda y nosotros para poder vender tenemos que seguir sus precios con un castigo de algunos dólares. Según la avidez que haya por madera puede ser de unos pocos dólares o hasta a veces de 10 o 12 dólares más”.

Playa de acopio de pino en Casabó, Montevideo.
Playa de acopio de pino en Casabó, Montevideo. Gentileza: Idalen

Además, está lo referido a la especie maderera. “Los chinos dicen que la madera de Nueva Zelanda es superior, pero la realidad es que es una especie distinta de pino. Aunque tiene características bastante parecidas a las nuestras, los chinos ya están adaptados a esa, la conocen bien pues trabajan de cerca hace mucho”, explica Martino. Específicamente, Nueva Zelanda exporta Pinus radiata, mientras Uruguay hace lo propio con Pinus taeda y Pinus elliottii. “En realidad, lo que estamos es pagando un poco de derecho de piso al entrar en un mercado nuevo. A la larga se deberían ir acortando esas diferencias”, concluye el director de Idalen.

LA PREVIA

Como se mencionó anteriormente, 2017 fue un año clave para la exportación de rolos de pino a China. Aunque ya desde inicios de esa década se habían llevado a cabo envíos de este producto, en la mayoría de los casos se trataba de volúmenes pequeños, pues las condiciones de costos para pensar en fletes más grandes no estaban dadas. En 2017 se produjo una baja generalizada en el costo de los fletes marítimos de los barcos a granel. “Fuimos varias las empresas que, prácticamente al mismo tiempo, empezamos a enviar barcos completos”, recuerda Martino.

“Como todo commodity, este negocio tiene sus ciclos estacionales de precio, baja de demanda, baja de precios y está el componente del flete marítimo, que es una variable trascendente y hace que el negocio sea viable o no, pues representa entre el 30 o 40% del valor”.

Teniendo en cuenta las altas y bajas, el precio promedio de rolos de pino en los últimos cinco años ha sido de 120 dólares por metro cúbico. Normalmente, la madera se trae por camión hasta el puerto de Montevideo (aunque hay quienes han cargado también una parte en Fray Bentos o Argentina y completado el resto en la capital). Aproximadamente, se carga a un ritmo de 8.000 m³ por día. “Eso te da que un barco se carga en menos de cinco días, pues cada envío lleva unos 35 mil m³, más menos 10%, pues eso lo determina la capacidad específica de cada barco”, dice Martino.

“Uruguay es tomador de precios. Cuando abra Nueva Zelanda tenemos que observar cómo se posicionan ellos en el mercado chino para ver cómo seguimos nosotros”. Gabriel Martino, Idalen

El muelle por excelencia a utilizar para este tipo de embarques en el puerto de Montevideo es el C, pues es el único con el calado y las características necesarios para soportar una carga completa. “A veces llegan dos o tres barcos al mismo tiempo y se dan esperas. Lo que se hace habitualmente, entonces, es que el barco ingrese a otro de los muelles, como el 6 o el 7, para ir cargando hasta el límite que permite ese muelle. Luego se cambia al C para terminar la carga. De esa manera se reducen los tiempos de espera”, detalla Martino. El protocolo de fumigación exigido por China pide que la madera que va en bodega sea tratada en el barco, mientras la que va en la cubierta se fumigue en el terreno.

Desde que se parte de Montevideo son alrededor de 40 días de navegación hasta llegar a los puertos de destino más frecuentes para madera a granel en China como Taicang, Dafeng, Lanshan y Xiamen. La ruta es directa, salvo por alguna parada en Singapur para cargar combustible unos 10 días antes de llegar.

MIRADA FUTURA

Más allá de la ventana que se abrió gracias a la coyuntura pandémica, para Martino la oportunidad a futuro está en intentar buscar nuevos mercados además del gigante asiático. “China va a seguir siendo por un buen tiempo el comprador natural de esta madera, pero hay que moverse”, dice. “Nosotros ya lo estamos haciendo, pero habría que buscar en India, Corea, quizás Japón. Y después mirar mercados no tradicionales, que es lo que puede ayudar a hacer un cambio importante en el negocio. Por ejemplo, el norte de África. Los fletes son mucho más baratos. Son ideas que tenemos en mente y que en algún momento se pueden dar las condiciones para llevar adelante”.

El negocio frecuente entre Uruguay e India, por ejemplo, no parece algo descabellado. Cuando China declaró la cuarentena, Idalen pudo redireccionar un acuerdo comercial hacia India y así obtuvo su primera venta a ese país. “Tuvimos una muy buena receptividad en cuanto a la calidad y la condición. Quedaron muy conformes Ahora India entró en cuarentena, pero cuando retome actividad ya tenemos la carta de presentación hecha”.

Además de buscar nuevos destinos exportadores, Martino entiende lo que significaría para el sector –y para el país– el poder agregar otro eslabón a la cadena y encaminarse hacia la industrialización del pino. “Sería interesante que Uruguay como país intentara generar las condiciones para que se desarrolle otro tipo de negocios con esta madera. Usar esta materia prima para industrializar y generar otros productos de mayor valor en una transformación local. En vez de vender un producto de 100 o 120 dólares, vender uno de 200 o 250. Hoy por hoy eso es muy difícil de lograr, porque hay que tener una escala importante. Hay algunas empresas que lo han conseguido, pero no es para cualquiera”, confiesa.

Por ahora, la disponibilidad de madera no es algo que ponga en peligro la continuidad de la exportación de rolos: hay muchísimo más pino del que se consume y de la capacidad de procesamiento que se posee en el país. El desafío, entonces, es generar eficiencias a nivel logístico y mantenerse firme a pesar de los embates del mercado.

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miércoles 10 de junio de 2020