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  • Viernes 24 de enero de 2025

La clave es la respuesta

Por Jimena Paseyro

Una vez que se supera el debate sobre si el cambio climático impacta efectivamente en la vida del hombre, si es un mito o si es algo que existió desde siempre; el esfuerzo debe centrarse en qué hacer al respecto. Desde 2009, el Centro Interdisciplinario de Respuesta al Cambio y Variabilidad Climática de la UdelaR analiza y ensaya posibles abordajes para que productores y tomadores de decisiones del país puedan adaptarse y mitigar los efectos de este fenómeno.

“Este centro fue creado para dar respuesta a las grandes preguntas y problemas que son difíciles de abordar desde una sola disciplina”, explicó a Forestal una de las coordinadoras del Centro Interdisciplinario de Respuesta al Cambio y Variabilidad Climática de la UdelaR (Circvc), Laura Astigarraga. La interdisciplinariedad y el enfoque en la respuesta son los pilares del trabajo que realiza el Circvc desde el año 2009 en Uruguay. Su línea de trabajo se centra en el cambio y la variabilidad climática local con el objetivo de aportar a la creación de una estrategia nacional para responder a la adaptación al cambio climático de diversos sistemas productivos (agropecuarios, industriales, energéticos), sanitarios y sociales.

Actualmente, el trabajo que lleva adelante el Circvc tiene un sello agronómico debido a que el equipo de trabajo surgió principalmente de Facultad de Agronomía. El perfil de los profesionales que lo integran es variado: agrónomos con diferentes especializaciones, ingenieros, sociólogos, educadores sociales, biólogos, antropólogos, economistas y arquitectos. Uno de los cinco coordinadores del centro, Rafael Terra, dijo a Forestal que “la oportunidad de abrir áreas temáticas viene de la mano de la posibilidad de convocar a otros profesionales a los que les interese salirse de su disciplina y entrar en esta lógica distinta”.

“El Circvc no ha realizado hasta el momento trabajos concretos sobre el sector forestal. Conocer las preguntas que tiene la gente siempre es interesante. Si bien no han llegado demandas claras de este sector en particular, está abierto a que eso suceda”, afirmó Astigarraga.

ES MOMENTO DE ADAPTARSE

La economía uruguaya se basa principalmente en el sector agropecuario, responsable de más del 70% del valor total de sus exportaciones, según información del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP). No obstante, desde dicha cartera se afirma que “la producción agropecuaria está siendo afectada por los efectos del cambio climático, que conducen hacia una creciente variación en la producción de cultivos y pasturas, una mayor incidencia de pestes y plagas y una mayor variación en la disponibilidad de agua, entre otros”. Para hacer frente a esta situación, el MGAP, con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), implementó el proyecto Nuevas políticas para la adaptación del sector agropecuario al cambio climático en Uruguay (noviembre 2010 – marzo 2013). El objetivo es contribuir con los agro-ecosistemas uruguayos para reducir su vulnerabilidad y construir su resiliencia con respecto a los efectos del cambio climático sin comprometer el desarrollo potencial del país.

“Estamos en una de las regiones del mundo de mayor variabilidad climática y el aumento de esta variabilidad forzado por el cambio climático (ya observado) y un posible incremento en la frecuencia de eventos extremos, como sequías, impactarán la productividad agropecuaria, los ingresos y costos de las explotaciones y, por lo tanto, su sostenibilidad. Para países como Uruguay, estos efectos se trasladan fuertemente a las variables macroeconómicas, al empleo y a las exportaciones, y terminan afectando a toda la sociedad”. El entonces ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Tabaré Aguerre, introducía de este modo el informe elaborado en 2013 en conjunto con la FAO.[1]

En sus nueve años de trabajo, el Circvc generó diversos productos académicos y otros realizados a partir de la firma de convenios con empresas, instituciones u organismos públicos. Uno de los trabajos en los que participó activamente es el informe Clima de cambios: nuevos desafíos de adaptación en Uruguay, del MGAP y FAO. Dicho informe señala que la adaptación planeada al cambio climático es una materia relativamente nueva en Uruguay y su mejor desarrollo necesita ser asistido por la ciencia.

La interdisciplinariedad y el enfoque en la respuesta son los pilares del trabajo que realiza el Circvc desde el año 2009 en Uruguay.

“En el caso de sectores productivos como ganadería, lechería, agricultura de cereales y hortifruticultura, se constata una importante variabilidad en la producción y en sus rendimientos económicos, asociada en algunos casos a la dinámica del propio sistema socioeconómico y, en otros casos, a la variabilidad de las condiciones climáticas. El principal evento climático que afecta a todas las producciones antes mencionadas es la sequía. Existe la percepción, entre los especialistas y productores consultados, de que la frecuencia e intensidad de las mismas se ha incrementado en las últimas décadas, más allá de que se las asocie o no a cambios en el sistema climático global. Sin embargo, la evidencia del registro instrumental no permite confirmar estadísticamente esta percepción. La evidencia científica sí permite aseverar que Uruguay y la región experimentaron durante los últimos 10 mil años oscilaciones en sus características climáticas, alternando entre fases frías-secas y cálidas-húmedas. Los análisis estadísticos de la serie instrumental de datos meteorológicos y los principales modelos de cambios climáticos concuerdan, a su vez, en que la trayectoria reciente presenta condiciones crecientemente cálidas y de mayor precipitación acumulada anual […] De un análisis global, surge que el factor clave para el Uruguay es la adaptación de su sistema agro-industrial (a su vez en proceso de profundos cambios) a una creciente variabilidad, más que a las tendencias medias esperadas debido al cambio climático”, sostiene el informe.

La línea de trabajo del Circvc se centra en el cambio y la variabilidad climática local, con el objetivo de aportar a la creación de una estrategia nacional para responder a la adaptación al cambio climático de diversos sistemas productivos, sanitarios y sociales.

Una vez finalizado el trabajo, el Circvc participó de la presentación de los resultados a los productores. Se llevaron a cabo talleres específicos para cada uno de los sectores productivos estudiados y se presentaron estrategias para mejorar la adaptación al cambio climático. La coordinadora del centro, Gabriela Cruz Brasesco, puntualizó que en el estudio “se habían diagnosticado las limitantes para cada rubro. Por ejemplo, ganadería y lechería se centró en la sequía, mientras que en viticultura se habló del frío”.

RUIDOS EN LA COMUNICACIÓN

Según Terra, la experiencia de los talleres les permitió constatar que “todavía hay mitos y desorden de conceptos vinculados al tema cambio climático y adaptación. Cuando vas a gestionar los riesgos, la pregunta de si el cambio climático existe o no es una pregunta bizantina que queda ahí, no es necesario contestarla. Sacar a los productores de eso y centrarse en los riesgos que tienen hoy y cómo pueden llegar a variar es lo importante. Por eso nuestro foco siempre es la respuesta”.

En la misma línea, Cruz Brasesco dijo a Forestal que “hay una limitante en la comunicación con los productores cuando trabajás el asunto de los servicios climáticos y la información climá- tica, es la confusión entre tiempo y clima. Este problema se traduce a veces en que se busca información para una cosa y la dificultad para elaborar las preguntas correctas hace que en realidad se busquen respuestas que no se necesitan. Ahí hay mucho trabajo por hacer todavía”.

La oportunidad de abrir áreas temáticas viene de la mano de la posibilidad de convocar a otros profesionales a los que les interese salirse de su disciplina y entrar en esta lógica distinta.

INFORMACIÓN PARA TOMADORES DE DECISIONES

Los tres coordinadores entrevistados coinciden en que la calidad de la información a la que es posible llegar a partir de un trabajo interdisciplinario puede ser crucial para tomadores de decisiones, tanto del sector público como privado. Un ejemplo es el caso de vitivinicultores que, a partir de informes sobre los efectos del frío y la adaptación al cambio climático, decidieron mover los viñedos a otras zonas del país. “En el caso de tendencias claras te lleva a evaluar, ya no cómo gestiono el riesgo sino si sigo con esta actividad o no”, explicó Terra.

Astigarraga menciona el trabajo conjunto que realizan con el Sistema Nacional de Respuesta al Cambio Climático para facilitar la creación de alertas tempranas a nivel de eventos extremos sobre distintos sistemas del país. “Necesitaban información que permitiera construir indicadores, recomendaciones y anticiparse a un evento extremo. Por ejemplo, una ola de calor o de frío, inundaciones y sequías”, sostuvo.

Los tres coordinadores entrevistados coinciden en que la calidad de la información a la que es posible llegar a partir de un trabajo interdisciplinario puede ser crucial para tomadores de decisiones.

En ese sentido, Terra explicó que “los países maduran y crecen en proporción a cómo sufren los problemas. Los países áridos tienen una gestión del agua que es muy adelantada respecto a la nuestra. En Uruguay, la variabilidad climática interanual es enorme y las tendencias quedan escondidas. Eso no pasa en otros lados, donde las tendencias son más pronunciadas. El abordaje acá tiene que pararse en la variabilidad interanual porque es lo que domina la realidad. La capacidad de gestión de riesgo no se hace con la cabeza solamente, requiere tener estómago, el coraje de dejar recursos sobrantes y no tentarte. Creo que a nivel de la administración pública hace 10 o 15 años que la cabeza está bien puesta. Se generó una cultura de gestión de riesgo y no ir al bandazo, dar respuesta a lo loco”.

En el caso de productores, empresarios o autoridades nacionales que deben tomar una decisión de inversión o una definición estratégica para el país, recurren a información proporcionada por el servicio climático. Sin embargo, a diferencia del pronóstico del tiempo que es elaborado por el Instituto Nacional de Meteorología, el servicio climático lo conforman varios actores y la información se genera a demanda. “Primero surgen el problema y la pregunta: tengo que tomar esta decisión y quiero saber tal cosa. Y a partir de esa pregunta se desprende una cadena de información que llega hasta los datos climáticos. Luego esa información debe ser traducida, transferida y usada. En general se utiliza para cuestiones que involucran riesgo, en las que te jugás el pellejo”, afirmó Cruz Brasesco.

[1]“Clima de cambios: nuevos desafíos de adaptación en Uruguay”. FAOMGAP.
TCP URU/3302. Autores: Bidegain, Mario; Crisci, Carolina; del
Puerto, Laura; Inda, Hugo; Mazzeo, Néstor; Taks, Javier, y, Terra, Rafael.

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martes 08 de mayo de 2018

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