¿Queremos jugar en el campito o en Wembley?
Por Nelson Ledesma, presidente de SPF
Esta pregunta que puede aludir a temas futbolísticos refiere metafóricamente a la pequeñez o la grandeza que tengamos quienes vivimos en este país para enfrentar las oportunidades que nos ofrece el mundo en temas comerciales y de producción sostenible, debido a la conciencia que se está tomando respecto a los efectos negativos del cambio climático.
Pocas veces como ahora, los temas ambientales y de sostenibilidad están puestos sobre la mesa con remarcado énfasis, y parecería que el mundo se va a dividir rápidamente entre aquellos países que se adaptarán con agilidad a estos cambios y los que no, y seguramente ello tenga efectos en la dinámica y los flujos del comercio.
Ya hay bloques y/o países que anuncian que no comprarán productos provenientes de países donde existe desforestación.
Se estima que la población mundial para el 2050 estará en torno de los 9.000 millones de personas. El mundo deberá producir más alimentos, más energía, más y nuevos productos de orígenes renovables, y lo deberemos hacer en forma sostenible.
Como país tenemos muchas fortalezas (energías renovables, recursos naturales, conocimiento, gente capacitada, credibilidad, etc.) y, por lo tanto, tenemos una gran oportunidad para diferenciarnos y transformarnos en una nación modelo en el mundo, capaz de producir alimentos y una diversidad de nuevos productos con origen en Recursos Naturales Renovables, y sistemas de producción sostenibles.
El propio término “sostenibilidad” refiere al largo plazo, por lo cual para poder aprovechar las oportunidades que el futuro nos ofrece, se necesita tomar conciencia sobre el camino a seguir. Viendo el éxito que ha tenido la aplicación de una política de Estado en el sector forestal, sería deseable que ese fuese el camino. Es decir, establecer una fuerte política de Estado, capaz de trascender cualquier futuro gobierno, y con una clara estrategia que permita lograr posicionar al país como un gran generador de productos agrointeligentes, tal cual se describe en el documento elaborado por el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) en 2017 bajo la gestión del exministro Ing. Agr. Tabaré Aguerre, denominado “Uruguay Agrointeligente”, “Los desafíos para un desarrollo Sostenible”.
Tenemos una gran oportunidad para diferenciarnos y transformarnos en una nación modelo en el mundo, capaz de producir alimentos y una diversidad de nuevos productos con origen en Recursos Naturales Renovables, y sistemas de producción sostenibles.
En gran medida el progreso del sector forestal se debió a que el Estado generó un marco legal para desarrollar y conducir las políticas en el rubro, y estas fueron respetadas y llevadas adelante por todos los gobiernos de los distintos partidos desde promulgada la ley y hasta nuestros días. Ello no significó que no haya tenido modificaciones en todos estos años, como algunos pretenden hacer creer.
Sin embargo, en estos días hemos presenciado el hecho de que el presidente de la República, Dr. Luis Lacalle Pou, tuvo que vetar el proyecto de ley sobre plantaciones en suelos de prioridad forestal, aduciendo que el mismo vulnera derechos fundamentales consagrados en la Constitución, como la seguridad jurídica y la libertad económica, entre otros. Además, el proyecto de ley vetado por el presidente establece prohibiciones y limita la producción forestal sin explicitar ni fundamentar cuál es el interés general a proteger, qué bien superior está en riesgo.
El hecho de establecer una política de Estado no significa que este deba convertirse en el decisor sobre qué producir, dónde producir, cómo producir y hasta cuánto producir. En este sentido, existen algunas experiencias en el mundo que han demostrado que una economía planificada por el Estado termina en una mala asignación de los recursos del país.
El Estado debe generar el marco legal y conducir las políticas sectoriales, y por supuesto velar por los derechos y el interés general, como lo es el cuidado de los recursos naturales, ambientales, etc., pero no es este quien tiene que decir qué producir. Son las personas quienes bajo la iniciativa privada que elijan, deben tomar la decisión sobre qué y cómo producir, ya que la sostenibilidad además de pilares ambientales y sociales incluye el pilar económico, elemento fundamental para seguir desarrollando la actividad en el largo plazo. Algo que no es rentable difícilmente tenga viabilidad en el futuro, a menos que sea subsidiado por otras fuentes, lo cual seguramente significará un alto costo para la sociedad en su conjunto.
Si bien hay ejemplos de planificación de largo plazo (matriz energética) y alguna política de Estado (sector forestal), esta no parece ser la forma que los países de estas latitudes solemos elegir para pensar y lograr el desarrollo de nuestra gente. Así lo demuestra el manejo que se ha hecho en temas trascendentales como educación, reforma del Estado y combustibles, entre otros, cuestiones que venimos discutiendo hace décadas y nunca resolvemos.
Pero no todo es negativo. Quienes vivimos en este país sentimos orgullo de ello y un gran sentido de pertenencia, porque sabemos que nuestra patria es reconocida y distinguida en el mundo gracias al aporte que han hecho todos quienes han escrito y siguen escribiendo su historia.
El mundo nos ofrece una gran oportunidad, dependerá exclusivamente de nosotros, de nuestras grandezas o nuestras pequeñeces, que queramos jugar en el campito o en Wembley.